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Pauline Kael: El arte de la crítica (2018)

Pauline Kael: El arte de la crítica
100 min.
6,2
172
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Sinopsis
Pauline Kael fue probablemente la crítica de cine más poderosa y divisiva del siglo XX. Su amor por el cine se reveló en su despiadada búsqueda de lo que hizo que una película o el rendimiento de un actor funcionaran, o no, y por qué, lo que la hizo ser admirada y despreciada por sus lectores. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Documental sobre cine Biográfico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
What She Said: The Art of Pauline Kael
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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4
Basura, Arte y las películas
Dado que para mí Pauline Kael será siempre la criminal responsable directa de que un David Lean recién llegado a su cumbre creadora dejara de hacer películas durante década y media, se comprenderá que su figura me inspire más bien poco interés. No hay nada en el mundo que pueda redimirla de esa culpa, nada en absoluto. Que destrozara a Andrew Sarris sólo por ganar notoriedad me parece secundario, en la medida en que siempre se pueden leer los textos de Sarris y compararlos con los de Kael.

Que hiciera críticas destructivas aporreando “2001: una odisea del espacio” y “Blade Runner” sólo prueba que cuando las imágenes de una película están destinadas a perdurar, a las palabras se las lleva la lluvia. Que se empeñara en argumentar que los directores no son los autores de una película tomando como diana Orson Welles y su “Ciudadano Kane” también es secundario, ya que es fácil ver qué hizo Herman Mankiewicz, incluso qué hizo el gran Gregg Toland, sin Welles, y confrontar su obra con la del propio Welles sin ellos. Si hay una película que demuestra por sí sola la autoría del director, esa es “Ciudadano Kane”.

Es verdad que en su día apoyó a los nuevos realizadores americanos de los años 70 y parece que su intervención fue decisiva para la carrera de muchos. Aunque a mí me resulta más meritorio que fuese la única que decidió dar su opinión sincera sobre “Shoah”, lo que le ocasionó graves problemas en el “New Yorker” y en los medios en general. Dijo algo tan sencillo como que una película puede ser imprescindible como documento pero prescindible como película, porque lo primero no garantiza la condición de obra de arte. Estoy de acuerdo y estoy de acuerdo, con matices, que se aplique a “Shoah”.

Se puede discutir que se la catalogue como “el crítico de cine más influyente de la historia”, porque habría que determinar cómo y sobre quién influyó. Los Ebert, Canby y compañía -tan citados en Filmaffinity- la fueron copiando progresivamente y diseñaron el molde de la crítica cinematográfica generalista actual en Estado Unidos, que es como fue Pauline Kael, brillante y superficial. La crítica más seria -que sí existe, a pesar de lo que dice Peter Bogdanovich- está en el ámbito académico y es de más difícil acceso. Más que influyente, Pauline Kael fue poderosa. Eso sí que es extraño en un crítico de cine. Y decididamente negativo. Este documental, que es un homenaje bastante empalagoso, presenta una sucesión de famosos arrobados ante su fulgor.

Lo que define la magnitud de un crítico, para mí, es su postura ante la raíz del arte cinematográfico: el valor de la imagen. Andrew Sarris, Serge Daney, Jean-Luc Godard, Paul Schrader y muchos más, sitúan esta verdad en el centro de sus reflexiones. Kael fue una periodista muy ingeniosa, con buen gusto y aceptable cultura, nada más, es difícil encontrar en sus textos referencias técnicas, más allá de vaguedades manejadas por todos. Habría que ser justos con Pauline Kael y situarla en su segmento, que era el de la crítica de prensa, más liviana, pero también más sujeta a responsabilidad.
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28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Dura de pelar
Durante casi 25 años, Pauline Kael fustigó desde las páginas del New Yorker a glorias imperecederas del cine, castigó películas maravillosas, salivando mala hostia en todos los renglones de sus críticas Es una pena que este documental, que parece rodado con muchas prisas, y que avanza como un trenque va a descarrilar, no investigue más en las circunstancias personales, laborales y literarias de tan distinguida harpía. A lo largo del metraje circula gente muy dolida (Gregory Peck, David Lean, Ford Coppola), de forma que a veces cuesta entender cuál era el criterio de esta judía que osó cargarse Shoa, un tremebundo panfleto prosionista que duraba 566 eternos minutos. Mirad, una señora que puso a parir Blade Runner ya me predispone en su contra. Yo había leído fragmentos sueltos de sus recensiones, y mal no escribía, pero algo la impulsaba a la destrucción, a la política de tierra quemada. Al mismo tiempo, adoraba a Godard, cosa sorprendente, y en su delirio llegó a cuestionar la autoría de Orson Welles sobre Ciudadano Kane, de modo que el genio estuvo a punto de denunciarla por difamación. Desde luego, el documental es una obra incompleta, falta de equilibrio, pero visto lo que hay la recomiendo a cinéfilos de pro.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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