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Stories We Tell (2012)

Stories We Tell
108 min.
7,4
1.405
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
A partir de entrevistas e imágenes familiares, Sarah Polley busca la respuesta a uno de los enigmas que rodean a su familia. Filme de investigación por el que desfilan padres, hermanos y amigos cuyas contradictorias declaraciones conforman un mosaico emocional en la innovadora línea de documentales como "Tarnation". (FILMAFFINITY)
Género
Documental Biográfico Familia
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
Stories We Tell
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2013: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor documental
2013: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor documental
2013: National Board of Review (NBR): Mejor documental
2013: Satellite Awards: Nominada a mejor documental
2013: Sindicato de Directores (DGA): Nominado a Mejor director / Documental
8
Pura poesía
Stories we tell posee un misterioso encanto que ejerce una suerte de efecto hipnótico hacia quien la contempla, obligándolo a mantener la mirada fija en la pantalla incluso en ocasiones sin entender lo que se ve. Este encanto no se encuentra en un punto concreto del film, sino que más bien parece estar en todas partes: en los personajes, en el montaje, en las imágenes de archivo, en la melancólica voz en off de Michael Polley... y especialmente en la propia historia. Recuerdo haber escrito algo parecido refiriéndome al notable trabajo de François Ozon En la casa, solo que en aquella ocasión quise hablar de un estilo de narrativa abstracta y de significado incierto mientras que en el artículo presente me remito a un tipo de historia con significado específico pero sugeridora de múltiples reflexiones y de moraleja ambigua. Vamos, puro cine.

Lo primero que enamora de la película que nos ocupa es la fluidez y agilidad con que se desenvuelve al introducirnos hacia el pequeño universo que es la historia familiar de Sara Polley. Indudablemente se trata de una historia inmensamente interesante, pero aun así, la maestría con que se exponen los hechos es de tan alto nivel que probablemente seguiríamos ensimismados si lo que se nos contara fuera un conflicto de convivencia entre los obtusos personajes de cualquiera programa telebasura semejante a El gran hermano. Sobra decir que no es el caso. Nos encontramos ante una hermosa aventura existencialista en la que vamos conociendo a los personajes de forma conscientemente desordenada y en la que, sin darnos cuenta, montamos paso a paso un complejo rompecabezas meticulosamente estructurado.

Como recientemente entredije, lo que sigue al enganche provocado por este excelente uso de la narrativa visual es un fuerte anonadamiento ante la profundidad que desprende la historia que se nos expone. Y es que, al contrario de lo que pueda aparentar, no se trata de un culebrón sobre líos familiares ni tampoco de un festival morboso sobre desgracias ajenas, sino de la reconstrucción de un conjunto de coincidencias, imprevistos e incluso conflictos personales que secretamente forman parte de nuestra razón de ser. Una reconstrucción que, como se ve a lo largo del metraje, no solo da respuesta a multitud de preguntas sobre nuestra existencia personal, sino que además nos ofrece la oportunidad de conocer la verdadera personalidad de varios sujetos de cuya intimidad formamos parte sin saberlo.

Y a medida que situamos a cada personaje en el sitio al que pertenece y empezamos a concebir la verdadera forma del relato, este misterioso encanto al que me referí más arriba va adquiriendo una forma sólida. En una situación en la que lo más normal sería posicionarse en favor de una u otra aptitud, aprendemos a comprender e incluso a amar cada personaje, empatizamos con todos los puntos de vista y compartimos cada posición. Así es como los protagonistas y su historia se hacen con todo el encanto del relato y distraen nuestra atención de los aspectos más técnicos para empujarnos hacia una profunda y bella meditación casi metafísica. Lo más curioso es que, además de despertar interés por cada punto de vista que descubrimos, este conjunto de perspectivas nos da una especie de punto de vista global radicalmente unánime y portador de la verdadera tesis. Lo se, suena algo confuso. Vean la película y comprenderán a qué me refiero.

La cereza del pastel nos la da la bella reflexión metalingüística que acompaña al relato, ya interesante de por sí. Pues tras el visionado de la historia comprendemos que el verdadero significado de la experiencia se encuentra en la reconstrucción de la aventura, en el camino recorrido por la directora durante la larga trayectoria que es toda la exposición de los hechos. Y es que como dice el padre de Sara (mención especial merecen su brillantes lecturas en voz alta de su libro, esto es, el relato que presenciamos contado en sus propias palabras), uno no percibe la forma de una historia cuando se encuentra en medio de ella, sino que la vive como un abstracto remolino de hechos confusos. La historia se construye cuando uno se la cuenta a si mismo... o a otros.

http://cinemaspotting.net/2013/04/10/stories-we-tell-4/
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14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
LA TEORÍA DE LA RELATIVIDAD Y EL PUNTO DE VISTA
Creo que Sarah Polley nos ofrece un muy interesante ejercicio, protagonizado por ella misma, que es cine, pero también vida, y que nos muestra la relatividad de todo, el amor más allá del vínculo, y como un instante que puede cambiar todo, ... o nada.

El film nos muestra a una familia que se desnuda ante nosotros, con una tremenda naturalidad, que evoca la imagen de la madre, y que en un momento dado nos descubre un gran secreto que afecta a la directora. Todo esto, muy propicio para el escándalo, aquí es narrado con sensibilidad, espontaneidad, y muchas dosis de un amor, humor y comprensión por el prójimo que hacen que lo que hubiera podido cambiar todo, realmente no cambie nada.

Quizás, pueda acusar a la cinta de cierto buenismo y ausencia de drama, que lo hay, pero al final también se trata del punto de vista de cada uno, y de como algo terrible para alguien puede ser intrascendente para otro. La vida es para vivirla, ser felices y hacer que otros lo sean, yo sin duda aspiro a ello, y me gustaría tener esa mentalidad tan libre y despojada de prejuicios, pero también es cierto que desde el punto de vista cinematográfico, familias como la de los Corleone, llena de drama, tensión y tragedia, acaban resultando más atractivas para el espectador, que gente tan buena y sana como esta.
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7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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