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El cuento de la doncella (1990)

El cuento de la doncella
109 min.
5,6
778
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Sinopsis
En un mundo futuro, sólo algunas mujeres pueden tener hijos. Son las llamadas "doncellas", que sólo pueden tener relaciones sexuales con el fin de procrear y deben cubrirse con una túnica roja que las identifica e impide que otros hombres puedan verlas. Una de ellas, Kate, tras ser entregada al Comandante Fred, trata de escapar de ese mundo totalitario, aunque sabe que puede costarle la vida, como le recuerdan constantemente los cadáveres colgados en las alambradas que rodean el estado de Gilead. (FILMAFFINITY)
Género
Ciencia ficción Drama Romance Distopía
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
The Handmaid's Tale (Die Geschichte der Dienerin)
Duración
109 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Alemania-Estados Unidos;
Grupos
Adaptaciones de Margaret Atwood
Links
Premios
1990: Festival de Berlín: Sección oficial de largometrajes
5
Nolite te bastardes carborundorum
A mediados de los años 80, la canadiense Margaret Atwood estaba preocupada por la nueva ola de conservadurismo que parecía avanzar por el mundo: eran los años de Reagan y de Thatcher y de otros gobiernos conservadores.

Así que decidió escribir una especie de fábula, una distopía. En el mundo imaginado por Atwood, años continuados de contaminación ambiental, las enfermedades y los malos hábitos de vida y alimentación (industrializada pero poco sana), han provocado serios problemas de fertilidad: pocas parejas pueden tener hijos, y menos aún son los que nacen vivos.

Se ha establecido un régimen militar en el que los jerarcas (los llamados Comandantes de la Fe) detentan un poder absoluto y teocrático sostenido por los llamados Ángeles (los soldados), y por los Ojos de Dios (o simplemente los Ojos, una especie de policía del pensamiento o policía secreta que espía y vigila a los posibles disidentes). En este mundo con problemas de natalidad son crímenes muy graves la homosexualidad, el aborto y el sexo que no tenga como fin la reproducción: garantizar que haya más niños.

Y sin ser mala, y tener cierto éxito y obtener cierto reconocimiento, lo cierto es que la novela tampoco logró pasar a los anales de la ciencia ficción como uno de los libros más recordados. Hasta cierto punto es lógico, en esto de las distopías Un mundo feliz y 1984 dejaron el listón muy alto, y The Handmaid’s Tale es un libro mucho más adulto que las historias distópicas de adolescentes que vendrían después (series como las de Los juegos del hambre, Divergente, El corredor del laberinto,...) y que si tendrían mucho éxito de público.

Algunos años después, en 1990, se hizo esta adaptación al cine, una película alemana que en España se tituló El cuento de la doncella, que no es que estuviera mal, pero que no tuvo ningún éxito y es bastante poco conocida.

En el mundo imaginado por Margaret Atwood, las mujeres tienen asignados unos papeles muy concretos y son divididas en clases (casi como castas) y obligadas a seguir un estricto código de conducta y de vestimenta.

Están las esposas, la cúspide de la pirámide aunque para ellas también rigen prohibiciones como las de leer o escribir libros, que visten siempre de azul. Por supuesto están las viudas, las esposas cuyos maridos han fallecido (vestidas de riguroso negro, sobran las explicaciones) y las hijas, tanto naturales como “adoptadas” (ya os explicaré lo de las comillas), obligadas a vestir de rosa (los hijos no, esos siguen otro camino).

También están las Martas, mujeres que no pueden tener hijos, bien por su edad, bien por ser estériles (recordad que la esterilidad es un serio problema en este mundo), que están destinadas a ser sirvientas dedicadas a las tareas del hogar: cocinar, limpiar...

Y también están las criadas que también son sirvientas asignadas a las familias de los comandantes, vestidas de rojo, pero estas si son mujeres probadamente fértiles, que pueden tener hijos.

Por último están las tías, mujeres no fértiles, no casadas y normalmente de cierta edad que visten de color marrón, las únicas a las que se permite leer, y cuya función es adiestrar a las criadas.

Por supuesto no toda la población vive así: esto está reservado para los jerarcas del régimen, los Comandantes y sus familias. El resto (los hombres de clase social más baja, tienen esposas que deben cumplir todos los papeles (esposa, Marta, criada) a la vez, a las que se denomina “Econowives” en el original.

Y estas son las mujeres “legítimas”, las clases socialmente aceptadas. Además están las no-mujeres (las solteras por decisión propia, las lesbianas, las monjas, algunas viudas, las criadas que no han logrado concebir hijos, y en general las mujeres “disidentes”) que son ejecutadas o exiliadas para trabajar en las llamadas colonias (áreas rurales, agrícolas, con fuerte polución).

Y por último las Jezabels, las prostitutas, bien las que ya eran profesionales antes, bien las que se han visto forzadas a ello para eludir ser declaradas no-mujeres.

Pero el meollo de la historia (y la razón del título: El cuento de la criada) viene del papel de las criadas (o las doncellas, según la versión). Su “trabajo” es tener hijos, y se considera casi sagrado, una bendición. El problema es que no es voluntario, claro, es obligado: la historia cuenta las vivencias de una de ellas, que es capturada cuando intentaba escapar con su familia a Canadá.

Aunque rodeada de una parafernalia y una liturgia místico-religiosa, su papel no es otro que el de ser úteros andantes: son reproductoras, están ahí para tener hijos. Cada mes, en sus días fértiles, tiene lugar “la ceremonia” en la que se tienden de espalda sobre el regazo de la esposa que la sujeta, mientras el comandante intenta hacer lo suyo. Todo muy aséptico y muy ceremonial: Nadie se desnuda, ni la criada ni la esposa ni el comandante, por supuesto el comandante no toca ni acaricia a la criada (aparte de penetrarla, claro). De hecho la criada (aquí es la doncella) debe vestir un velo rojo que le oculta la cara.

Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2017/06/el-cuento-de-la-criada-nolite-te.html
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19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Reproducción en directo
Visión de un futuro no muy lejano, donde, una vez más, la humanidad está siendo condenada a su desaparición por el aumento de la infertilidad en las mujeres. La élite social, única capacitada para trascender y dejar descendencia, ante la incapacidad física de sus mujeres por tener hijos, recurren a las doncellas (mujeres fértiles) para, en un ritual de apareamiento, logra este propósito.
Curiosa película en muchos aspectos. Estupendo reparto, buen guión, fría dirección, logra transmitir esa frialdad que impregna la obra, quizás fallando más en la parte referente a la relación entre Richardson y Quinn, no quedando muy clara las verdaderas motivaciones y lealtades de éste último. Bajo la apariencia de telefilm, subyace una obra pesimista y espejo atemporal en el que integrar este futuro de colores y roles.
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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