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Piedad criminal (1948)

Piedad criminal
91 min.
6,6
53
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Sinopsis
Basada en la novela "The Mills of God", de Ernst Lothar, en el film se analiza el comportamiento de Calvin Cooke, un juez con fama de implacable que descubre que su esposa padece una enfermedad terminal. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Crimen Enfermedad Drama judicial / Abogados/as
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
An Act of Murder
Duración
91 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
La ley y la moral
Una película que merece la mayor de las recomendaciones por su valentía en abordar, en un film de la época y de una manera respetuosa y bastante rigurosa, cuestiones éticas, judiciales y morales que, aun hoy, el hombre está tratando de dilucidar sin atreverse en la mayoría de los casos a ofrecer una respuesta, toda vez que las muchas cuestiones planteadas (eutanasia o, más bien, crimen piadoso que no es lo mismo, la intencionalidad del crimen y si la ley ha de contemplar ese hecho, la imposibilidad de juzgar al criminal atendiendo a la moral, las circunstancias agravantes o atenuantes que puedan darse...) siguen generando múltiples debates en la actualidad sin llegar a un acuerdo satisfactorio en la mayoría de los casos.
" Si un hombre puede ser legalmente inocente pero moralmente culpable, también puede ser legalmente culpable y moralmente inocente".
Creo que en esta frase esta contenida la tesis en la que se sustenta el film ( y que ! ojo! se puede interpretar de muchas maneras, incluso como una justificación adelantada a su época de la eutanasia y que la censura no habría permitido), que Michael Gordon, un director que me está sorprendiendo muy favorablemente, maneja hábilmente dramatizando en sus justas dosis y sin pasarse una trama que discurre entretenida e intrigante a la vez.
Fredric March y Edmond O'Brien, juez y abogado respectivamente, no se llevan nada bien. Sus Ideas con respecto a la aplicación de la ley difieren bastante, toda vez que March la aplica en su literalidad sin excepciones, mientras que O'Brien es más partidario de interpretarlas en base a las circunstancias. Además, O'Brian, está en relaciones con su única hija, una circunstancia que agrava el conflicto.
Pero la vida del juez March está a punto de cambiar. Se enterará de que su esposa padece una enfermedad terminal muy dolorosa y, bajo esas circunstancias, es muy posible que sus convicciones se tambaleen y, su juicio, empiece a vacilar...
Una película interesantísima por la cantidad de reflexiones que promueve y que, repito, es muy valiente al atreverse a plantearlo con la censura en plena vigencia pero que sortea hábilmente los escollos que le harían darse de bruces contra ella y es por eso por lo que, probablemente, el final os pueda resultar, a los espectadores de hoy, un poco esquivo y acomodaticio pero que, si lo piensas bien, era prácticamente imposible resolverla de otra manera. La cinta no habría podido salir al mercado con otro final.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
“Un hombre puede ser legalmente culpable y moralmente inocente”
¿Puede un hombre ser un marido maravilloso y un padre afectuoso… y actuar luego como un juez implacable que no ve seres humanos en los sindicados, ni le importan sus nombres ni sus sentimientos?

¿Puede un hombre intentar suicidarse junto a su esposa -sin el consentimiento de ésta- y ser declarado inocente?

¿Puede un hombre ser legalmente inocente y, al mismo tiempo, ser moralmente culpable o viceversa?

Respuestas muy precisas a estas y otras preguntas, las vamos a encontrar en “VIVE HOY PARA MAÑANA”, una estupenda película con la que, el director Michael Gordon, vuelve a demostrar que su talento y su entendimiento humano tienen un cierto aroma a perennidad, y siento que debería apreciarse y analizarse en las facultades de Derecho, pues, su vigencia permanece intacta más de medio siglo después de haber sido realizada.

¡Cuán lamentable resulta que, todavía hoy en pleno siglo XXI, haya jueces blancos que se satisfacen condenando a los sindicados negros, los fascistoides a los judíos y a los homosexuales, las mujeres a los hombres… y los jueces de moral más cuestionable, hundiendo a quienes defienden la verdad y la justicia! Sin duda, una de las mayores vergüenzas que todavía corroen a nuestra sociedad, es que la aplicación de la ley no consiga estar excluida de los más necios y atrasados prejuicios que la convierten en tiranía.

Magnífica la lección que Gordon nos ofrece con esta historia que, muy lúcidamente, toma a un renombrado juez como la suerte de hombre que debe sufrir en carne propia lo que muchos otros han padecido, para demostrar las marcadas diferencias que pueden presentarse entre el punto de vista legal y la conciencia humana.

Quizás haya sido esta la primera vez que una película se ocupa tan abiertamente de poner en cuestión el tema de la eutanasia, logrando dejar abierta la puerta del derecho a la autodeterminación. La historia parte del libro de Ernst Lothar “Die Mühle der Gerechtigkeit” (El Molino de la Justicia) (1935), llevado a guion por Michael Blankfort y Robert Thoeren, y como es común en el cine de Michael Gordon, una precisa ambientación, una encomiable fotografía y una alta calificación en la dirección de actores, aseguran que la historia nos atrape de principio a fin con un drama del más alto significado.

Fredric March, impecable en su rol del juez Calvin Cooke, teniendo que aprender a marchas forzadas lo que se negó a entender a lo largo de su vida. Florence Eldridge, admirable como la esposa víctima de un cáncer terminal, aspirando a dejar en orden las vidas de los seres que más ama. Y Edmond O’Brien (como David Douglas), el abogado que no cejará en su creencia de que las motivaciones deben ser siempre tomadas en cuenta.

“VIVE HOY PARA MAÑANA”, es un filme indispensable.

Título para Latinoamérica: “PIEDAD CRIMINAL”
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2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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