arrow

El Llanero Solitario (2013)

El Llanero Solitario
149 min.
5,2
26.551
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Disponible en:
Suscripción
Compra
Tráiler oficial HD (ESPAÑOL)
Ver 4 más
Sinopsis
Adaptación de las aventuras del héroe del serial radiofónico del mismo título. Un grupo de Rangers de Texas sufre el ataque de una banda de forajidos. Un indio llamado Toro encuentra al único superviviente, "el llanero solitario". Desde entonces, el héroe, su caballo Silver y su nuevo ayudante, Toro, recorren el estado para vengarse de los forajidos y hacer triunfar la justicia. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Western Acción Trenes / Metros Venganza Reboot
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Lone Ranger
Duración
149 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
El Llanero Solitario
Links
Premios
2013: Oscars: Nominada a Mejor maquillaje y Mejores efectos visuales
2013: Premios Razzie: Peor precuela, remake, copia o secuela. 5 nominaciones
7
El mundo se ha vuelto un lugar muy serio.
Esta película estaba muerta antes incluso de nacer. La mataron los críticos mientras se estaba rodando, y después de su estreno, la enterró la seriedad y el hiperrealismo instaurado en la cultura cinematográfica de la sociedad actual, en la que no caben histrionismos, absurdeces, espíritu de aventura ni cuelgues variados.
Sí, a mi me ha gustado esta nueva versión de "El Llanero Solitario" y eso que iba prevenido por las malas críticas y las malas opiniones que venía leyendo. La cuestión es que yo entré en la sala sin prejuicios y salí con la sensación de haber asistido a un gran espectáculo al que le sobran 20 minutos (sí, reconozco por ejemplo, que las idas y venidas del relato de Tonto o Toro (según el doblaje que se vea) sacan de contexto al espectador, pero son un mínimo detalle), pero que es espectáculo y aventuras en su máxima expresión.
Hay que concederle a Gore Verbinski que su lejano oeste luce mejor que nunca, incluso los desiertos y las montañas, que no transmiten lo mismo que los océanos y las islas de su trilogía pirata, están rodados de tal forma que te introducen en un universo en el que conviven de igual forma caballos con dotes de médium, conejos caníbales, indios colgados, héroes con una falta importante de carisma y personajes secundarios metidos con calzador. Pero... ¿es que alguien esperaba otra cosa?
Supongo que como el mundo se ha vuelto un lugar muy serio y el cine también (me encanta el cine de Christopher Nolan y considero "El Caballero Oscuro" una obra maestra, pero su realismo implícito ha causado estragos en el cine posterior), la gente que entraba a ver "El Llanero Solitario" esperaba encontrarse con una película que hablara sobre como el ferrocarril fue motor palanca de la revolución industrial norteamericana, detallado de manera profunda con datos y fechas contrastados. Como profesor de historia les podría recomendar a esas personas varios libros y documentales al respecto, pero esta película no pretendía más que lo que es:un puro espectáculo visual que a partir de una pareja absurda, viviera aventuras absurdas con un componente de mamarrachismo importante.
Que sí, que el guión deja bastante que desear (se nota que sufrió reescrituras para adaptarse a los constantes cambios de presupuesto y por eso algunas tramas no están bien desarrolladas), que Armie Hammer no tiene carisma y padece un grave complejo de ñoñería, que el personaje de Helena Bonham Carter está muy mal desarrollado, y que Johnny Depp hace de Jack Sparrow indionizado, pero forma todo parte de la estrategia de una película que no se toma en serio a sí misma y que por eso se convierte en una bizarrada original y fresca dentro del panorama cinematográfico actual.
Además contiene algunas de las más espectaculares secuencias de lo que llevamos de año: Tanto el comienzo como sobre todo esos veinte MAGNÍFICOS últimos minutos están rodados de forma ejemplar para dar la sensación de que realmente asistimos a varias montañas rusas consecutivas que no dan descanso alguno a la vista, ni al oído, pues la fanfarria de Hans Zimmer (que usa la partitura del "Guillermo Tell" de Rossini de forma atronadora) nos acompaña en todo momento casi con ganas de convertirse en un himno más que en banda sonora.

En el spoiler detallaré algunas cosas brevemente, pero en definitiva, creo que un 7 es una buena nota para esta película, buen espectáculo veraniego con ínfulas de blockbuster excesivo que ha aterrizado en una época en la que la mayoría de los espectadores no la van a entender ni aceptar, porque el mundo se ha vuelto muy serio, ahora impera el realismo y la explicación lógica y sobre todo el wasapear la película en la misma sala de cine, mientras se está viendo, para después salir diciendo que no ha gustado cuando realmente ni se ha visto con detalle.

Concluyo: creo que si alguien decide ir a ver esta película, debe hacerlo con la mente abierta y sin prejuicios ante lo que va a ver. Que no se engañe pensando en algo que no es, como he dicho, esto es una bizarrada absurda y espectacular que se pasa de excesiva y aún así es entretenida, pero no hay más. Si eso no se acepta, es mejor entrar a otra sala para no salir decepcionado. Por lo que a mí respecta, la película cumplió con lo que esperaba de ella y salí contento de la sala de cine (e incluso tarareando la banda sonora).
[Leer más +]
145 de 173 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
No hemos visto la misma película
En plena pugna por el reconocimiento a blockbuster del año, damos con la intentona post (o entre) Piratas del Caribe de Disney, que como empieza a ser habitual, aterriza por nuestras latitudes tras haber sido defenestrada por la crítica norteamericana, olvidada por el público y defendida con escaso atino por su estrella principal. Cambiando mares y parches en el ojo por desiertos y antifaces, el indisoluble tándem Verbinski-Depp vuelve al lejano oeste y esta vez lo hace sin animación digital de por medio (recordemos: Rango) y con la adaptación de una saga radiotelevisiva cuya melodía de sigue tarareando o repiqueteando con los dedos a día de hoy. Pero poco importan los cambios geográfico-argumentales si la base se mantiene, y aquí la estrategia es calcada a La maldición de la Perla Negra, primera y sensacional entrega de la saga bucanera recién mentada: inversión de aúpa, argumento con mucho de fantástico para maquillar una aventura a la vieja usanza, Johnny Depp pintado de arriba abajo y ejerciendo de secundario para un protagonista más ñoño que SuperÑoño, target familiar/palomitero... demonios, si hasta se le pide a Hans Zimmer que vuelva a componer una de esas bandas sonoras que son más un himno que otra cosa. Tal vez fuera bueno preguntarse dónde acaba lo lícito para empezar el aprovechamiento desvergonzado. Pero francamente, qué más da cuando repetir una estrategia implica obtener los mismos resultados si no mejores. Y es que El llanero solitario es una gozada prácticamente redonda.

Cierto es que hay un requisito previo: despojarse de prejuicios, ser consciente de que se va a ver un western más cercano a Cowboys and Aliens que a Valor de ley (por citar dos de los últimos ejemplos de género que hayan pululado por nuestras pantalla), y no pedir peras al olmo. Ya avisamos ahora de que el guion no es precisamente de Oscar, y de hecho más vale no prestarle demasiada atención so pena de acabar saturado de lugares comunes y de cierto abuso (diríase autoconsciente) de un recurso deus ex machina ya de por sí dudoso, para cuya justificación habría que recuperar la serie original. Súmense otras decisiones cuestionables, como el hecho de arrancar desde 1933 para que un Tonto (Toro en versión doblada) pobremente maquillado para aparentar mayor narre a un chaval cómo llegó a conocer al último Ranger; el volver a esa época futura cada dos por tres deteniendo el progreso de la trama real situada en la segunda mitad de 1800; o la obsesión por consumir minutos y más minutos en desarrollar hasta el puntillismo giros desesperantemente previsibles o personajes vistos en mil y una ocasiones. No, será difícil que El llanero solitario aguante un análisis riguroso, máxime si a uno, además, le da por detenerse en otros detalles: ¿Hemos dicho ya lo rematadamente soseras que es Armie Hammer, a la cabeza del cartel? Chungo lo va a tener quien entre así a la sala: le esperan 150 (excesivos) minutos de sufrimiento.

No, aquí hay que venir a lo que hay que venir, exigiéndose a Verbinski que disponga el mayor espectáculo posible. Y así, la cosa cambia: ya desde un brillante comienzo plagado de gags más propios del slapstick que del blockbuster, se establecen las directrices de una cinta que bien pronto se descubre cómo una buddy movie de las de siempre, plagada de chascarrillos y puyas mutuas, que funcionan una vez más gracias a Johnny Depp, tan teóricamente irritante como eficazmente cómico a la hora de la verdad. Por medio de un mundo que enseguida logra labrarse una mitología de peso a su alrededor, va discurriendo una aventura sorprendentemente adictiva y emocionante a la vez, que jamás rehúye de un conato de acción cuando ve hueco para ella, resolviéndolo en todo caso con secuencias originales y visualmente arrolladoras. Y es que El llanero solitario funciona a las mil maravillas tanto por el cariño que se le acaba cogiendo a los dos personajes (la personalidad de Depp sobra para contagiar a Hammer), como por el gusto por el espectáculo pirotécnico del director, generador de escenas de auténtica antología a velocidad de crucero. Cuesta entender la pobre acogida recibida allende el océano, salvo que todas las críticas se centren en ese impasse establecido entre el segundo y el tercer acto, que aglutina los 20 minutos más olvidables. Una antesala rutinaria y sin brillo de la conclusión, que dilata innecesariamente el metraje y detiene casi totalmente la acción. Claro que luego…

Luego queda el clímax. Un clímax muy generoso en minutos, que recupera fuerzas y de qué manera: redefine el concepto de espectacularidad cinematográfica, a base de una concatenación de saltos, choques, disparos y persecuciones a caballo entre, por encima, y por debajo de dos trenes a toda velocidad por vías más o menos paralelas. Hans Zimmer explota la melodía de la serie original con una composición apoteósica que acompaña las peripecias de los personajes al tiempo que arenga al espectador, absolutamente anonadado ante una fiesta que de verdad, de verdad, es lo nunca visto. De los mejores momentos del verano cinematográfico, sin duda. Y eso, moviéndonos en el universo en que nos movemos, el de las palomitas, los robots gigantes y las naves espaciales, ya debería significar motivo de visita obligada al cine más cercano. Pero es que al final resulta que de 150 minutos, 130 como mínimo se disfrutan como si se estuviera en un parque de atracciones. Cine de aventuras familiar, desarrollo trepidante vía acción sin pausa, fuegos de artificio de primer orden, y un actor que cae bien y que vuelve a dar en la diana. En serio, ¿qué más se puede pedir?

www.lacasadeloshorrores.com
[Leer más +]
49 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre El Llanero Solitario
Fichas más visitadas