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Imperio (2006)

Imperio
176 min.
6,4
12.178
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Trailer (INGLÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
La percepción de la realidad de una actriz (Laura Dern) se va distorsionando cada vez más. Al mismo tiempo descubre que, quizá, se está enamorando de su partenaire (Justin Theroux) en un remake polaco inconcluso y supuestamente maldito. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Drama Surrealismo Película de culto Cine dentro del cine Cine independiente USA Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Inland Empire
Duración
176 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Francia-Polonia;
Links
Premios
2006: National Society of Film Critics (NSFC): Premio cine experimental.
10
El último genio vivo (Carta desde la tumba)
Lynch, no te mueras nunca. Cuando tú te vayas, no quedará nadie.

Sus cortos en digital me habían parecido indudablemente flojos. El trailer me echó para atrás, con esas imágenes feas, descuidadas. Las críticas eran casi unánimemente negativas, incluídas las de sus seguidores. Todo parecía indicar el declive de un cineasta que había hecho, en la era moderna, varias obras maestras. Me esperaba ver el “Topaz” particular de David Lynch, su caída manierista, al sentarme en la butaca.

Tres horas más tarde, salí del cine con lágrimas en los ojos, incrédulo ante lo que acababa de ver. En una era de mediocridad generalizada, de películas basura, de globos inflados por la crítica y genios de todo a cien, de decepción tras decepción y que pase la siguiente, voy y me encuentro, en cine de estreno, con esto. Una obra monumental, profunda y sentida, en la que el autor se deja el alma y el corazón. Que traspasa la barrera de producto elaborado para adquirir la forma de un trozo de alma, de exorcismo personal llevado al límite, sin miedo a arrugarse el traje. Entiende el camino del largometraje no como un avance lineal, sino en profundidad. Si la película dura tres horas, significa que debe tener esa dimensión, en el sentido más amplio del término, y no solamente esa duración. ¿Os acordáis del Detalle, esa cosa en vías de extinción? ¿Os acordáis de él, de Velázquez, de Bach, de Frank Lloyd Wright, de Vértigo, de Twin Peaks? ¿De cómo la Obra Maestra se construía ladrillo a ladrillo, del baile de relaciones, preciso, enigmático, entre el conjunto y el detalle, su elevación paulatina, la magia escondida bajo la alfombra? Debéis acordaros. Debéis recordar los tiempos en que el espectador MIRABA y era activo, cuando éste iba a por la obra y no al revés. Cuando inquiría curioso, estudiaba la esquina, se empapaba de Emoción. Pura. Y dura. No es un experimento, es el fin del camino. Las pruebas quedaron atrás y desembocaron en este mar. ¿Puedes ver el baile de formas, la asociación de imágenes, el diálogo preciso, nítido, con la música? ¿Puedes ver su magia pura, su capacidad conmovedora infinita? Nadie sabe hoy parar el tempo. Hacer que el tiempo se detenga, flotante, y prolongar esa mueca de idiota, esa mirada escrutadora a la pantalla, durante minutos. La película no dura ni tres horas ni tres días, la película NO dura. ¿Se me entiende? Lynch oyó mis gritos y mató al guión. Muerte al guión, descanso eterno para el argumento. El guión es una herramienta más, un elemento de rodaje más, papel mojado encima de una mesa. Lo saben los Lumière, lo saben los primigenios y lo sabe el cine, de definición: Imágenes y Música. Seis años después, algo volvió a suceder en una sala oscura. Que esto no acabe, por Hitch. Que esto no se apague nunca.
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674 de 897 usuarios han encontrado esta crítica útil
2
Sr. Lynch, váyase a tomar por culo.
Pues sí, lo habéis adivinado. Pertenezco al gremio de usuarios de Filmaffinity que en un día lúcido hasta nos sabemos atar los cordones de las botas e incluso dibujar nuestro retrato si nos dan un seis y un cuatro. Así somos los memos a los que nos gusta el cine cuando nos topamos con un engendro intelectual como el que nos ocupa: se nos queda cara de radiador. Da igual si poseés una educación superior o en tu barrio te llaman "el raro que se queda mirando las bombillas". No importa lo loco que estés o que en el trabajo te señalen con el dedo como aquel tipo al que no le gustó Torrente. Siempre te quedará Lynch.

Gracias a él podrás descender varios peldaños de la pirámide cultural y asumir de lleno el vestigio de animalidad innato que habita en cada uno de nosotros y que pensaste que se diluiría con el tiempo. A las cosas hay que llamarlas por su nombre y a la mierda hay que llamarla mierda. En las antípodas duerme aquel director que rodara mi serie de tv favorita de todos los tiempos. La mente humana juega en demasiadas ocasiones con nuestro ego y al parecer el que uno imprima un estilo único no le basta, sino que tira de la madeja persiguiendo la ida de olla más brutal en vez de perfeccionar una corriente fílmica inédita entre sus contemporáneos. No hombre no!!, hay que ser el más pirado de la cofradía y certificar para la posteridad tu lugar alejado del vulgo, dónde las loas de tus admiradores no tropiecen en el camino con propuestas similares y sea este un viaje hacia lo distinto, lo oculto o lo rompedor. Sí, y lo penoso también.

Lo cierto es que envidio a mi amigo Tomine, que le casca un diez a la peli y realiza una de las mejores críticas que he leído en esta web, animándome a alquilar este despropósito de tres horas que me he tragado sin rechistar. Uno de los críticos remunerados que cita FA sostiene que Inland Empire es "la primera obra maestra del poscine". Ya sabéis... cuando a uno le pagan por rellenar espacios sin tener ni puta idea de cine, justifica su sueldo con pedanterías del tipo "poscine", es decir, cine futurista con probabilidades de convertirse en corriente ideológica y liderada por este sujeto, e introduciendo el término surrealismo para que cualquier cagamandurria que se escriba no carezca de empaque y conseguir así la coartada perfecta de sus pppprrrrffffffff... mentales.

Cine dentro del cine, vidas dentro de otras vidas y sucesos que se solapan en líneas temporales diferentes, apoyado por cientos de primerísimos primeros planos que buscan bien a las claras acentuar la perplejidad de los espectadores nearthentalienses como yo. El guión no forma parte de la producción y si lo hay, es una servilleta del Mc Donnals más cercano. Se rechaza por arcaico en pos de una nueva era de fabricar imágenes sin el lastre del papel pintado, pariendo engendros ¿surrealistas? como esta obra, injusta y desproporcionada penitencia que quiénes no comulgamos con ruedas de molino hemos debido por desgracia digerir.
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442 de 666 usuarios han encontrado esta crítica útil
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