Yellow Rock (2011)

Estamos en 1880 y a la ciudad de Yellow Rock, en la frontera mejicana, cabalgan cinco misteriosos hombres. Al frente marcha Geofrey (Russo) que ha contratado al resto de la partida para buscar a su hermano y a su sobrino que han desaparecido cuando viajaban por allí. Desconocedores de la zona contratan los servicios de Tom Hanner (Biehn) por 20 piezas de oro, mucho más caro que las "Treinta monedas" de plata que cobró Judas Iscariote y que ahora ha puesto de moda Alex de la Iglesia. La necesidad de atravesar territorio indio obliga a los buscadores a recurrir a Sara (Andriel), la doctora que atiende la reserva y que goza allí de gran ascendiente.
El resto lo ocupa el viaje, que se complicará cuando empecemos a conocer a los personajes y los verdaderos objetivos de los hombres de la cuadrilla. Desoyen los prudentes consejos de los indios y lo pagan.
El protagonismo de Sara, dispuesta siempre a atender a quien precise sus servicios médicos, permite que veamos algunas intervenciones quirúrgicas suyas bastante sangrientas, sus consejos para dosificar los medicamentos que prescribe donde la medicina occidental se deja influenciar por la indígena, reducir y entablillar huesos fracturados, pero sobre todo el análisis que hace de lo que los indios llamaban la "enfermedad de la piedra amarilla", "Yellow rock", conocida por otros como "La fiebre del oro", la codicia por poseer este metal que lleva a la locura y al derramamiento de sangre, "bloody rock".
Por lo demás la película parte de una argumento muy pobre desarrollado de forma rutinaria, con numerosos lances del todo inexplicables. Pocos personajes (la trama podía haberse desarrollado en un escenario teatral), escasos pero bonitos exteriores con cierto abuso de filtros para "amarillearlos". La ambientación es discreta aunque abusa un poco de los cantos y de los conjuros del hechicero indio, que acabarán jugando un papel destacado por la intriga que generan ruidos, visiones o la presencia de lobos en medio de la niebla y de la oscuridad de la noche. Fuera de Russo y Biehn el resto de las interpretaciones no pasan de regulares.
En general nos parece una obra que promete un poco al principio pero que enseguida cae en barrena. Bastante floja