Las reglas de la vida (1999)

Genial. Bellísima. Cine bonito? Pues claro, y sencillo a la vez. Parece mentira que tenga que haber tiros, conspiraciones, salidas del armario o giros extremos para que algun crítico comprenda bien una película.

Desde En el Estanque Dorado no me había gustado tanto un film que tratara sobre las emociones y descubrimientos humanos sin que tuviésemos que llorar a la fuerza. Las normas de la casa de la sidra es una genialidad. Todo lo que ocurre entretiene, no hastía al espectador y un año pasa por delante de nosotros en dos horas magistralmente rodadas.

La fotografía y la música la arropan y llevan durante todo el metraje. No he visto nunca una historia de incesto tratada tan ejemplarmente y la historia de amor del protagonista no tiene una frase de más. Es perfecta. Chapeau para M. Caine y las dos enfermeras. También para Charlize Theron, la que para mí es hoy en día la mejor actriz que trabaja en esto del cine.

Magistral y enormemente sencilla. Éso es cine señores... 9.7

-"No lloraba. Los bebes huérfanos saben que llorar no sirve de nada."

En otras manos, una historia en la que se narra la vida de unos hospicianos, en la que se habla de temas tan delicados como el aborto o el incesto, no hubiese sido más que un dramón lacrimógeno o un coñazo supremo inductor al sueño. Pero no es el caso.
Aquí, un director con talento sabe sacar la historia adelante sin sentimentalismos exagerados, ni juicios de valor ejemplarizantes; que sea el espectador, que para eso ya es mayorcito, quien saque sus conclusiones.
Una fotografía exquisita, una banda sonora tan bella como delicada, un guión sólido y unas interpretaciones magistrales (el señor Caine borda su papel de médico altruista, paternal y yonkie, al Maguire el personaje inocente le viene al dedillo, y la Theron demuestra una vez más que no es sólo una carita preciosa), nos ofrecen una obra tan sencilla como incitadora a la reflexión: la hermosa idea de que en esta vida lo importante es ser útil a los demás, debería ser asignatura obligatoria en una enseñanza que hiciera honor a su nombre.
Del todo recomendable, por ser preciosa tanto en forma como en contenido, y por tratar temas delicados y presentarnos una tierna historia de amor, sin que el espectador corra el riesgo de ahogarse entre lágrimas y babas.