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Doctor Mabuse (1922)

Doctor Mabuse
272 min.
7,9
3.315
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Película completa (MUDA, con intertítulos en INGLÉS)
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Sinopsis
La primera versión cinematográfica del Dr. Mabuse consta de dos partes: “El gran jugador” y “El infierno”. El doctor Mabuse es un villano que no se siente atraído por los bienes materiales, sino por el placer que le proporciona jugar con el destino de los hombres. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Drama Crimen Policíaco Expresionismo alemán Cine mudo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Dr. Mabuse, der Spieler
Duración
272 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Grupos
Dr. Mabuse
Links
Obra maestra del expresionismo alemán.
[FilmAffinity]
"Genial obra negra"
[Diario El País]
9
6
Positiva
2
Neutra
1
Negativa
8
El manipulador de las masas
No deja de ser significativo que en la década de los veinte, con dos años de diferencia (1920 y 1922), dos directores de cine alemanes dedicaran sendas películas a la temática de la gestación de la semilla totalitaria y fascista. Uno fue el pionero del expresionismo, Robert Wiene, con “El gabinete del doctor Caligari”, de guión original. El otro, el fructífero Fritz Lang, con su primera entrega sobre el maquiavélico doctor Mabuse, basada en la novela de Norbert Jacques.
No creo que sea coincidencia que en ambas obras los protagonistas sean hombres enigmáticos, de naturaleza despiadada, que odian y desprecian a la humanidad, con poderes sobrenaturales para la hipnosis y la manipulación psicológica de sus víctimas. Los devora una ambición desmedida por dominar, someter, controlar y eliminar los estorbos, pasando por encima y asesinando a quien oponga resistencia, o a los que catalogan como demasiado insignificantes para merecer la vida. Su plan último consiste en hacerse los amos y señores del mundo e instaurar su régimen de terror, sirviéndose de sus vasallos, los cuales han de obedecerle incondicionalmente (a lo que contribuye el don persuasivo y coaccionador del líder). El objetivo final es borrar de la faz de la tierra a todos los disidentes y los que no entran en la categoría de raza superior. El líder jamás establece relaciones de igualdad. A su alrededor, todas las personas sin excepción están muy abajo en la jerarquía. Sus secuaces son herramientas prescindibles que usa como medios para conseguir sus fines. Cuando dejan de serle útiles, fallan o se rebelan, se deshace de ellos. Tampoco tiene facultades para amar. Lo más que siente es deseo de posesión, el capricho morboso de hacer suyas las voluntades, de rendir por la fuerza o por su implacable poder para convertir a los demás en peleles. Cuando desea a una mujer, por ejemplo, la consigue a cualquier precio, y su máxima satisfacción íntima es arrastrarla por el fango, pero no saboreará la plenitud hasta que ella ame el fango que traga, hasta que adore la mano que la estrangula. Para el monstruo, tiene que ser algo similar a una sensación orgásmica ver cómo ella cae en lo más bajo por él, cómo besa la mano de su torturador y asesino. Ya tiene a su autómata perfecta, a su seguidora más leal.
Al tirano le atraen los retos, claro. Las misiones fáciles no lo seducen. Planifica los cometidos más retorcidos y enrevesados sólo por placer, por puro juego, para probar su inteligencia y para despistar a la policía, burlándose de las autoridades.
Le gusta abatir una voluntad fuerte, una inteligencia aguda o una valentía firme. Se regocija por dentro cuando alguien le planta cara, pero no por respeto hacia su adversario, sino porque su vanidad se alimenta vorazmente cuando lo derrota.
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38 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Retrato sociológico de una época.
Imagino que han leído la sinopsis y la ficha técnica por lo que voy a obviar los datos sobre la película, por no repetirme si alguien tiene la cortesía de leerme. Rodada inmediatamente después de “Las tres luces” (Luis Buñuel fue seducido para el cine, tras visionarla), y muy alejada de su atormentado romanticismo. “El Dr. Mabuse” fue un éxito en su tiempo que marcó buena parte de la carrera posterior de Fritz Lang. Una curiosidad de la película es que Thea von Harbou, la guionista y colaboradora, se convirtió en esposa de Lang, ese mismo año. La guionista había sido esposa anteriormente del protagonista del film y de la mayoría de las películas alemanas de Lang, Rudolf Klein-Rogge (Mabuse).

En el personaje de Mabuse se refleja el clima de tensión de la época de la posguerra. El criminal sin escrúpulos se aprovecha de la falta de seguridad y el caos, y alcanza el poder total gracias a la decadencia y el nihilismo. Se abrió en Alemania una época de profunda desesperación, de histeria, de cinismo, de vicio desbocado, la pobreza más desgarradora iba de la mano de la riqueza más ostentosa. En Berlin se acuñó la palabra “Raffke” que aludía a la acumulación de dinero.

La fuerza del personaje de Mabuse se basa en buena medida en sus poderes hipnóticos – y muy vagamente en las teorías freudianas del subconsciente -, de forma que controla la mente de sus víctimas, enamorando a las mujeres y manipulando a los hombres en provecho propio. Sin duda, el incuestionable talento de Lang para dotar a la acción de ritmo y dinamismo, hace amena su larga duración. Su inagotable inventiva visual, con la que consigue obtener grandes resultados a partir de los limitados recursos técnicos de la época, ayudado por su conocimientos de dibujo y arquitectura, visibles en la composición de los planos y en el movimiento de los actores dentro de los mismos. También influye en el resultado final la excelente fotografía del operador Carl Hoffman, así como los abundantes recursos económicos (15 millones de marcos en 1922), una enorme y lujosa escenografía.

Sus decorados pueden hacer las delicias de los aficionados a las corrientes artísticas del siglo recién acabado, por cuanto aúnan el más depurado “art déco” – patente en los numerosos clubes nocturnos y muy especialmente en la mansión de la condesa Told, repleta de piezas de arte africano – con las líneas oblicuas propias del expresionismo; movimiento con el que siempre se ha identificado a Lang, por más que éste ha negado repetidamente su adscripción al mismo. Tras su fachada de lujo y frivolidad, por entre sus alocadas peripecias, se filtra el retrato en escorzo de una sociedad agitada y corrupta, la de la República de Weimar, en las que se mezclan las altas finanzas y los bajos fondos, los burgueses respetables y los asesinos sin escrúpulos, la pasión por el juego y la adición a la cocaína. Un universo turbulento, entre el Brecht de “La ópera de cuatro cuartos” y el Pabst de “La caja de Pandora” (es elocuente el subtítulo de la primera parte del film: “Retrato de una época”).

El film de Lang encierra finalmente una parábola moralizante: el poder absoluto conduce directamente a la locura. Lang reconocía que Mabuse era “hijo de Nietzche”, las obras de este filósofo alemán sirvieron, convenientemente retocadas por la propaganda, para legitimar ideológicamente el Tercer Reich.
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19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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