La nueva película de Ramón Salazar, tras el estupendo cortometraje 'Hongos' y la notable 'Piedras', se llama '20 centímetros', en referencia al tamaño del sexo del que quiere librarse Adolfo, para poder ser definitivamente Marieta y ser respetada como mujer. Tengo que decir desde ya que esta película me ha dejado algo descolocado; es de esas películas que sales del cine y no sabes exactamente qué pensar.

Tengo sentimientos muy encontrados, por tanto; una parte de mí me dice que es fallida, y otra me dice que es muy personal, original e interesante. Ambas partes tienen razón. La parte positiva es la originalidad, lo arriesgado de la propuesta, la valentía, el hecho de que sea una película que en España no haría nadie ahora mismo de esta manera; lo cual refleja el talento y la personalidad de su director. También destcan la capacidad de observación y la dirección de actores. Mónica Cervera muy bien, y Lola Dueñas en su breve papel también, aunque a Pablo Puyol no me lo trago. Muy discreto.

Pero también hay una parte negativa importante y es que es una película que llega a ser en muchos momentos desagradable, por la sordidez que refleja y por caer en exceso en la marginalidad. Salazar se recrea demasiado, y parece incluso regodearse, con la marginalidad, la cutrez y la profunda incultura y vulgaridad de la subgente que retrata, capaz de desmoralizar al más optimista que piense aquello de "viva la gente".

Los números musicales también son irregulares; los hay muy buenos, y muy bien elegidos, como "Parole, parole", "I want to break free" o "True love", la mayoría un prodigio de vestuario, maquillaje, peluquería, iluminación, decorados y dirección artística en general; pero también los hay forzados, vulgares o sobrantes, como el de "Quiero ser santa", o el "Tómbola" del comienzo.

Así que, en definitiva, lo que caracteriza a estos '20 centímetros' es su enorme irregularidad. Se admira al mismo tiempo que se desprecia, se disfruta de alguna manera al igual que se malsoporta, te engancha y al momento te aburre... pero todo esto quizá es algo bueno en el fondo porque... ¿no es el objetivo final del cualquier obra o manifestación artística provocar sensaciones viscerales y contradictorias?.