Hace tiempo que dejé de ser niño, época en la que soñaba con villanos de la peor calaña, héroes incorruptibles, criaturas indescriptibles. Y por fin una película me ha devuelto a aquella época, no tan lejana, cuya evocación es sólo una de las cosas que la obra rescata de tiempos pasados. A saber:
1. Animación de calidad que recuerda a la Disney con toques de la Warner, factoría a la que pertenece.
2. Un héroe a la altura, sí y no sólo por su descomunal tamaño.
3. El protagonista es sólo un niño y en todo momento actúa como tal, dando lugar a disparatadas situaciones, que en más de una ocasión provocan la risa floja.
4. Estas y otras virtudes puestas al servicio de la imaginación, como en las grandes obras de animación.
Tan sólo me falta dar las gracias a los responsables por hacerme pasar un buen rato viendo la película y otro rememorando viejos sueños. No os la perdáis.