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España España · Barcelona
Voto de reporter:
9
Terror Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el ... [+]
31 de octubre de 2007
38 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
El joven Hutter se dirige a un recóndito castillo ubicado en los Cárpatos con la intención de ayudar al enigmático conde Orlok en unos asuntos legales. Las sospechas del protagonista acerca de su anfitrión aparecen cuando ve cómo reaccionan los lugareños al oír el nombre del conde. Y esto es sólo el principio. Durante el alojamiento al castillo, Orlok muestra un inusual gusto por la sangre humana, y por si fuera poco, encierra bajo llave a su invitado en un torreón. Ante tales circunstancias, Hutter tomará la sabia decisión de huir de tan tétrico lugar… pero como es de suponer, el conde le seguirá los pasos.

‘Nosferatu’ es un filme cargado de mitología. Desde el terrorífico Max Schreck, de quien se llegó a creer que realmente era un vampiro, hasta todas las dificultades a las que tubo hacer frente el propio Murnau (a punto estuvo el filme de no estrenarse por culpa de problemas legales con los herederos de Bram Stoker, que reclamaban altísimas cantidades de dinero por la inspiración que supuso ‘Drácula’ para la película… razón no les faltaba).

Pero hay dos razones por las que ‘Nosferatu’ será siempre recordada. La primera es por ser la abanderada del interesantísimo expresionismo alemán. Dicho movimiento vanguardístico -que da comienzo en 1919 con la no menos recomendable ‘El gabinete del doctor Caligari’- usa las mismas bases vistas en el arte pictórico. El objetivo aquí no es obtener una descripción realista de lo que sucede, sino más bien conseguir que se imponga el subjetivismo del autor, ya sea a través de los delirantes decorados con tintes cubistas usados en la obra de Robert Weine, o ya sea por ejemplo a través de las retorcidas y surrealistas figuras dibujadas por la siempre amenazante sombra de Orlok. A destacar en este apartado también está la técnica de ralentización y aceleración del tiempo (un verdadero logro teniendo en cuenta la antigüedad de la cinta).

La otra razón que eleva a ‘Nosferatu’ a la categoría de clásico es que, aunque sea difícil creerlo, conserva intacta su asombrosa capacidad para aterrar. Qué bueno es saber que el tiempo acaba poniendo las cosas en su lugar. En este caso sería más adecuado decir que con el tiempo, el filme ha sabido envejecer como el buen vino, revalorizándose año tras año no sólo como una referencia en el género vampiresco… sino también consolidándose como una película de terror modélica.
reporter
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