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Voto de JuanCádiz:
8
Intriga. Thriller. Ciencia ficción David Lightman es un joven hacker, un experto informático capaz de saltarse los más avanzados sistemas de seguridad y de descifrar los más herméticos códigos secretos. Accidentalmente un día conecta su ordenador al del Departamento de Defensa americano, encargado del sistema de defensa nuclear. Pensando que lo que ha encontrado son nuevos juegos de ordenador, David juega con la supercomputadora a las damas, al ajedrez y a otros juegos ... [+]
17 de octubre de 2008
159 de 175 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cursaba por aquel entonces tercero ó cuarto de EGB. En la hora del recreo todos los críos sabían dar patadas a lo Bruce Lee. Aquellos mismos niños también comentaban con entusiasmo los hermosos atributos de la anatomía femenina al descubierto, visualizadas previamente en las simpáticas comedias de la quinta del Pajares.

Esto no podía continuar así. Ambicionaba probar las mieles de colocarme frente a interminables estanterías y elegir personalmente qué película se proyectaría en el salón de mi casa (ahora antojo insignificante, pero asombroso en antaño).

En un fresco amanecer de otoño, despertaba un gran día. Mi madre, después de oír las repetidas súplicas de sus hijos durante meses, al fin accedió haciendo un inmenso esfuerzo (la pobre mía), desembolsando una cantidad de dinero sonrojante para adquirir nuestro primer VHS.
Cuando lo pagamos, en la tienda nos dijeron que en aquella misma tarde lo tendríamos en casa, ya que por aquellos tiempos los técnicos de los establecimientos eran los únicos capaces de instalar cualquier cosa que funcionase con enchufe.
Para no perder el tiempo, y aun corriendo el riesgo de que los de la tienda nos dejasen tirados, a primera hora de la tarde, sin aparato aún en casa, me dirigí al videoclub con el carné de identidad de mi madre y las docientas pesetas de marra y alquilé "Los bingueros", más una de Bruce Lee, la cual soy hoy incapaz de recordar su título. Sabía que con la de Pajares y Esteso cumplía con mi madre, ya que siendo dueña de los cuarenta duros, se me antojaba imprescindible colarme con al menos una de su gusto.

Muy mal trago que pasé a lo largo de toda la tarde. Las horas pasaban y por mi casa no aparecía nadie proveniente de la tienda. Me estaba viendo con dos cintas (y sin vídeo), las cuales rulaban de unas curiosas manos a las otras sin ninguna otra utilidad más que la del curioseo.

Felizmente, y cuando el acojone ya estaba bastante avanzado en mi cuerpo, a última hora de la tarde, apareció el caballero con la maravillosa caja en la que se escondía la magnífica máquina que te daba el poder de ver lo que querías, y lo que es aún mucho mejor; a la hora que te diese la gana.

Una vez instalado, el tipo sacó de su maletín una cinta VHS virgen. Aquel cassette era regalo que se adjuntaba con el aparato.
Había que estrenar aquella cinta. Grabaríamos la primera película que pusiesen en televisión fuese la que fuese.
Aquella noche televisaron "Juegos de guerra". Y como no estaba la cosa como para soltar 200 pesetas a diario, el film de John Badham me lo tragué durante mucho tiempo casi a diario.
Me sentí un semidiós cada tarde al darle al "play" para ver a Matthew Broderick en acción.

¿Mi nota es excesiva? Seguramente sí. Pero las películas gustan más o menos según los recuerdos que te traigan. Y a mi, Juegos de guerra, me da mucha nostalgia.
JuanCádiz
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