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España España · barcelona
Voto de avanti:
9
Cine negro. Intriga Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Howard Hawks (1896-1977), colmó generosamente sobre su espalda y sobre su mente privilegiada, una extensa filmografía repleta de géneros. Es posible que su postura narrativa le venga de su vocación literaria, una de sus aficiones preferidas a caballo entre la producción y, sobre todas las cosas, la dirección. Respetado desde cualquier lado del Atlántico, siempre abogó por el buen cine, por el riesgo interpretativo, por los perdedores o por los ganadores, en fin, por un elenco de amplios y coloridos personajes con algo controvertido que decir.

En 1946 dirigió El sueño eterno, Philip Marlow (Humphrey Bogart) y Vivian Rutledge (Lauren Bacall) son dos personajes que se mueven en mundos opuestos aunque complementarios. Las primeras escenas nos sitúa en Sternwood, una acomodada mansión en la que se cuece la trama de lo que vendrá. Entre plantas de invernadero y largos tragos de coñac delegados, el General Sternwood (Charles Waldron) previene a Marlow, después de informarse sobre sus métodos de investigación, el deseo de encontrar al chantajista y usurero dispuesto a extorsionarlo por medio de las inmaduras veleidades de Carmen Sternwood (Martha Vickers) hija menor del general.

El complicado entramado del argumento nos va presentando a protagonistas que no se fían, matones que no dudan en hacer su trabajo, timadores de poca monta como Harry Jones (Elisha Cook Jr.), atentas dependientas de librería movidas entre inexistentes incunables y algún inusual y espiritoso trago acompañado (Dorothy Malone), o las invisibles naranjas de la librera Agnes Lozelle (Sonia Darrin) la persistente lluvia, gabardinas mojadas, sombreros de ala variable y atentas taxistas (Joy Batlow), complementan el necesario elenco humano y de atrezzo para las escenas que Hawks nos muestra en el metraje previo al desenlace de la trama investigada como humo que lleva el viento.

El sueño eterno nos proporciona un punto de inflexión en el cine negro para futuras producciones de este género. La propiciada noche, el callejón de las palizas y los matones a sueldo ponen en su sitio las pesquisas del incombustible sabueso dispuesto a solucionar los problemas entre traidores bancos de niebla, casas aisladas, siniestra arboleda y las incombustibles sombras de la noche propicias para las más descarnadas fechorías de los delincuentes Eddie Mars (John Ridbely), Joe Brody (Louis Jean Heydt) o Lash Canino (Bob Steel) entre el destacable grupo de los malos.

En The big sleep, Howard Hawks, uno de los directores más versátiles del cine (drama, bélico, romance, western, comedia...) dejó para su historia la irrefutable muestra de cómo se construye la oscura y tenebrosa trama en lo que los franceses dieron en llamar 'film noir' junto a los descriptibles elementos humanos y técnicos que la sazonan. Una irrefutable y paradigmática película con el inconfundible sello Hawks, el guión de William Faulkner, Leigh Brackett y Jules Furthman sobre la novela de Raymond Chandler, la excelente fotografía de Sid Hickox y la música de veterano Max Steiner. Una 'peli' de buenos y malos para disfrutarla, desde un cómodo asiento, la tenebrosa oscuridad del entorno propicio y la perturbadora compañía, o no, desde el otro costado del mullido asiento.
avanti
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