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España España · Iguana
Voto de BrunoLD:
9
Drama Retrato en clave surrealista de varios transexuales en el Tokio de los años 60. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mayores obras del cine experimental japonés de los años 60 y 70, así como de la historia del cine.
Es una auténtica maravilla, me ha encantado todo en ella, la fotografía en blanco y negro es bellísima con un contraste entre los negros y los blancos muy fuertes.

El montaje es muy bueno, en el que se nos desordenan los acontecimientos y hasta el final no se forma uno el verdadero orden, así como la combinación perfecta de la música y las imágenes; unas imágenes que aparecen durante la película para mostrar los estados de ánimo de los personajes o recuerdos del protagonista. Me pareció buenísima la escena en la que Eddie va caminando hacia su casa mientras la casa desaparece para mostrar otros lugares y situaciones, introduciendo la cámara en el subconsciente del personaje y en lo que está recordando mientras parece que tan sólo camina. Eso hace que conozcas mucho mejor a los personajes, así como sus diferentes caras, tema tratado con importancia en esta película, y que tiene que ver con la naturaleza de un personaje que tiene dos caras muy diferenciadas, que son el sexo masculino y el femenino, así como muchas otras más personalidades o facetas de Eddie.

La dirección es maravillosa, y más tarde se vió su influencia en películas como 'La naranja mecánica', por ejemplo en la manera de filmar las peleas y de utilizar la música en esos momentos. Kubrick dijo que 'Funeral parade of roses' fue una de las películas de su vida. Mientras la estaba viendo descubrí las muchas influencias que tuvo en otras películas futuras, pero también al contrario, en las fuentes de las que bebió, como 'Al final de la escapada' de Godard con la que comparte bastantes cosas.

Los actores están todos fantásticos, en especial Eddie, el protagonista; lo que ha influido en que las interpretaciones fuesen tan buenas es que muchas de las personas que aparecen en la película hacen de ellos mismos, como Eddie, que fue un travesti real muy popular de un bar homosexual.

La película podría considerarse una revisitación del mito de Edipo, aunque no es realmente lo importante de ella, sino un tema que se toca, además de que Matsumoto en una entrevista dijo que sí, que le influenció, pero que no era la razón por la que dirigió esta película, si no que lo que buscaba era retratar el mundo “underground japonés” de finales de los años sesenta.
El retrato de ese mundo me encantó; otra cosa muy interesante son las entrevistas reales a los travestis y a los amigos de Eddie, así como las secuencias documentales en las que simplemente se graba la vida cotidiana de los personajes. Es grandioso el juego que plantea Matsumoto entre la realidad y la ficción, en el que muchas veces dudas sobre si lo que estás viendo es real o no, y cómo destruye algunos de esos presentimientos con grabaciónes de los rodajes y las charlas sobre las escenas.

Una película para reflexionar, madura, inteligente, interesante e importante, en la que todo lo que se dice tiene un significado, no hay más que ver la frase con la que comienza la película: “Soy la herida y la espada, la víctima y el verdugo” que no es más que la definición del protagonista.

Una obra maestra, absolutamente irrepetible, la radiografía de un tiempo, de una gente, de una vida y de un autor tan colosal como es Toshio Matsumoto.
BrunoLD
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