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Ucrania Ucrania · Sebastopol
Voto de Hemicefalo:
1
Terror Año 1838. En la ciudad de Wisborg viven felices el joven Hutter y su mujer Ellen, hasta que el oscuro agente inmobiliario Knock decide enviar a Hutter a Transilvania para cerrar un negocio con el conde Orlok. Se trata de la venta de una finca de Wisborg, que linda con la casa de Hutter. Durante el largo viaje, Hutter pernocta en una posada, donde ojea un viejo tratado sobre vampiros que encuentra en su habitación. Una vez en el ... [+]
3 de diciembre de 2009
64 de 230 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Soy yo un perro, somos nosotros, compañeros, un perro?

No.

Entonces ¿por qué tenemos que aguantar el calvario de ver películas en blanco y negro como ven el mundo los perros? No somos perros, nosotros vemos el mundo en colores. Yo por ejemplo, distingo 12 colores, los pijos y pijas suelen distinguir unos 256 colores: azul, azulino, azuloso... Entonces, si no somos perros, qué motivo incita al director ese, el tal Mornau, a grabar su película en blanco y negro. Y el sonido ¿es que el Murnau este nos toma por sordos? ¿se cree que somos imbéciles y que no nos daríamos cuenta de que nos ha estafado?
Dirán algunos, «es que en esa época no había desarrollo técnico como para grabarlo en color». Vale, pero ¿es que no había rotuladores Carioca? ¿Para qué está entonces la labor de postproducción?

A mi, personalmente esto me parece una estafa, como en la «Lista de Schindler» esa. Se ponen a quitar colores para ahorrar presupuesto ¿estamos de broma?.

No volveré a verla jamás, además no me causó miedo alguno porque, claro, como no estaba en color no era creíble. ¿Acaso, si se aparece un Dracula, lo hará en blanco y negro? ¿Puede insertarse algo en "blanco y negro" en nuestro mundo? (Aquí intervienen los de filosofía analítica: ¿Cómo ve el mundo una rata?, ¿A qué huelen las nubes?...) No. Porque, como dijo Heidegger en una apreciación fenomenológica cuyas implicaciones aún están por escrutar en profundidad: «El ser es de colores» M. Heidegger, Gesamtausgabe, T. XXXXXIIIIIIII, p. 119911. Por otra parte ya lo había dicho claramente el sabio Aristóteles en su época hippy: «Somos de colores, tarararara tararra lalalalala la.» Aristóteles, Metafísica, libro XXIII.
Hemicefalo
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