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Voto de Luis Bollaín:
8
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia “Ralph rompe Internet" sale de los recreativos, y se adentra en el mundo inexplorado, expansivo y emocionante de Internet. Ralph y su compañera Vanellope tendrán que jugárselo todo viajando por las redes en busca de una pieza de repuesto que salve Sugar Rush, el videojuego de Vanellope. Y para complicar más las cosas, ambos dependen de los ciudadanos de Internet, los llamados ‘ciudanets’ para que les ayuden a desenvolverse en ese ... [+]
5 de diciembre de 2018
62 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántos de nosotros tenemos a esa persona por la que daríamos la vida si fuera necesario? ¿Cuántos de nosotros hemos sentido celos porque alguien a quien queremos se está distanciando (o eso creemos) de nosotros? ¿Y cuántas de esas amistades han acabado en algo tóxico? ¿Cuántos de nosotros... somos Rompe Ralph?
Esta película retrata muy bien uno de los mayores temores del ser humano: el rechazo. Ralph es, como ya lo fue en la primera, una persona dependiente, necesitada de atención casi constante. Su mejor amiga, Vanélope, esa niña adorable que le enseñó que una medalla no te hace mejor persona, quiere un cambio en su vida porque la que lleva le parece aburrida y que no la lleva a ninguna parte. Eso a Ralph le sienta como una patada en sus 01101000 01110101 01100101 01110110 01101111 01110011, y el hecho de que vaya a quedarse solo, hace que tenga que tomar cualquier medida con tal de que eso no pase. Esa inseguridad, ese DEMONIO INTERNO, como dice el título de mi crítica, puede llegar a romper la más grande de las amistades, no solo el mundo de internet.
Tengo un amigo que en ciertos momentos se ha comportado así conmigo, no me ha dejado ir por mi cuenta cuando yo lo necesitaba y cuando me relaciono con otras personas, él puede llegar a ser insoportable, como en la película lo es Ralph. He visualizado escenas que me han recordado mucho a esta situación, y también a momentos en los que he sido inseguro con otras amistades, y celoso.
Hay que dejar que la gente siga el camino que desee, por mucho que nos duela. No podemos obligar a nadie a hacer lo que queramos, no podemos decidir con quién queremos que la otra persona se relacione o no. Disfrutad de quienes teneis alrededor, y apoyadle en todo lo que decida. Tarde o temprano, os lo agradecerá.
Luis Bollaín
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