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Voto de davilochi:
10
Drama Durísimo retrato de la opresión política. Tonia Dziwisz (Krystyna Janda) es una actriz de cabaret que mantiene relaciones con altos oficiales militares. Esos encuentros la hacen sospechosa y la policía secreta la encarcela. Mediante una interrogación brutal, se convencen de que el breve encuentro entre la actriz y un comandante del ejército ha fomentado un complot contra el gobierno. A lo largo de la película se muestran a los extremos ... [+]
15 de noviembre de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me suele gustar el cine que veo, alguna vez ya lo he dicho, me siento afortunado porque siempre encuentro algo que hace que merezca la pena haberse sumergido en tal o cual película, se puede decir que soy un buscador de pequeños matices que engrandecen todo el resultado final, pero en este caso toda la película es una verdadera obra maestra, de principio a fin. El compañero Anacleto ya ha definido sintéticamente bastante bien lo que se encontrará todo aquel que decida adentrarse en este film de Ryszard Bugajski.

Sea como sea nos encontramos ante un producto ambientado en el año 1951, justo en el glorioso 34 aniversario de la Revolución de Octubre celebrado en toda la realidad paralela del socialismo real del este de Europa. En un principio parece que Antonina va a ser una personaje más bien frívola, pero conforme avanza la película vamos tomando conciencia de la excelente actuación de la bella y carismática Krystyna Janda, una mujer con todas las letras, una mujer de postín. Para alguien familiarizado con la historia polaca el destino de la protagonista es a todas luces trágico: Antonina nació en Lvov, ciudad étnicamente polaca hasta 1945, momento en que pasó a formar parte de la República Socialista de Ucrania y buena parte de su población fue expulsada hacia la nueva Polonia, cuyas fronteras fueron trasladadas al oeste. Durante aquellos procesos de ingeniería demográfica se produjeron excesos de todo tipo, seguramente éstos se llevaron las vidas de todos los familiares de Antonina. Como ocurre en la vida real los personajes aparecen mediatizados por su pasado traumático más inmediato, así veremos como sobre el teniente Morawski, uno de los interrogadores, sobrevuelan los fantasmas de su paso por Auschwitz. Sin embargo si algo no hace esta película es hacerle la cama al comunismo, de tal modo que niega cualquier tipo de determinismo (algo muy propio del materialismo histórico en que se basaba la cosmovisión de todo buen comunista, si algo es el totalitarismo es negación del individuo) hasta el punto de mostrarnos algo tan simple como que cada persona encaja los acontecimientos de pasados traumáticos (con el fin de defenderse de ellos) de modo muy diferente. De este modo Antonina, joven bailarina de cabaret, afronta la vida con alegría e incluso temeridad, llegando a parecer en ciertos momentos que vive apartada de la realidad en que vive sumido su país, es decir, la deriva en un régimen totalitario que cree tener la razón de su parte (algo que cambia conforme avanza el film, pues irá desarrollando una idea de la dignidad tan bella como suicida paralela a su toma de conciencia de la situación): "Aquellos que se oponen a la corriente de la historia tienen que morir" (llegados a este punto tengo que recomendar paralelamente a esta película el visionamiento de la también excelente "La confesión" de Costa-Gavras).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
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