Porque, salvo malos resultados contables, parece claro que hay voluntad de continuar con la serie, probablemente a base de seguir explotando los aspectos más digeribles y superficiales de la misma. Protas guapos y novedosos, sus gotitas de humor, sus momentos trágico trascendentales, los calculadamente entrañables (generalmente a cargo de los moribundos o sus familias) y los que pretenden serlo (todo el background romántico y familiar de la protagonista, incluyendo el previsible espaldarazo lésbico) e incluso los de filosofía alpargatera (“ten siempre cerca de tus enemigos”, “no hay momentos más vitales que aquéllos en que uno mira a la cara de la muerte” …) Aliño vario dispuesto sobre una historia de intriga (la policía pisa los talones a un par de médicos, apóstoles de la eutanasia) para hacer digerible un alegato a favor de la eutanasia, tema polémico extremadamente peligroso para maximizar los niveles de audiencia.

En suma una historia original e interesante ( que intuyo trabajadísima, con pliegues, repliegues, fracturas y recomposiciones hasta lograr hacer digerible el tema a capas de audiencia potencial que no tienen una clara simpatía por la eutanasia) que, además de esa domesticación, recibe un tratamiento y puesta en escena muy convencionales, pero conocidamente eficaces.

En cuanto al tema de fondo, la legalización de la eutanasia , los argumentos que se ofrecen (y queda dicho que se ofrecen poco, pues se busca evitar mentar la soga en casa del ahorcado) son débiles (cada uno dispones de su vida y tiene derecho a no sufrir: ojo, no se trata del suicidio sino de muerte proporcionada por otro ), ingenuos (hay gente muy torpe en eso de suicidarse) o penosamente desdeñables (aprovechando que ayudo al suicida, ¿por qué no ganar algo de (mucho) dinero con ello?). Se deja ver, sobre todo por el encanto de la pareja principal, la médico y el poli tras ella.

Por cierto, los subtítulos en español disponibles por la red en este momento son espantosos... Mejor esperar al doblaje o a nuevos subtítulos.