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Voto de Daxrael:
6
2019
Nic Pizzolatto (Creador), Nic Pizzolatto ...
6,9
11.084
Serie de TV. Thriller. Intriga
Miniserie de TV (2019). 8 episodios. Wayne Hays es un detective de la policía de Arkansas. Junto a su compañero Roland West, se ve involucrado en la investigación de un macabro crimen desencadenado por la desaparición de dos niños en plena región de los Ozarks, en el Medio Oeste americano. Un misterio que cala en la vida personal de ambos agentes y se prolonga a lo largo de varias décadas. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2019
108 de 140 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esto luego de ver la temporada completa. Puedo decir que no la he pasado mal en comparación con el bodrio de la segunda temporada (que empezó mal desde el cast). Antes del capítulo final, leí críticas de varias páginas: algunas coronaban tempranamente esta tercera temporada como una obra maestra; otras, de manera absurda, decían que era una pérdida de tiempo. Pero de eso último nada, pues vale mucho la pena verla. Claro que no todo es oro en esta historia.
Disfruté de aspectos geniales en la serie: la notable actuación de Mahershala Ali (en un abanico de distintas edades para su personaje Wayne Hays), para sacarse el sombrero, y el feliz hallazgo de una gran talla actoral en la interpretación de Stephen Dorff (cuyo personaje, Roland West, se robó el show para muchos) Esa cierta altanería y tosquedad del rastreador Purple hacía muy buen contraste con la bonhomía y el compañerismo a prueba de balas de Roland, quizá el único policía sin una historia personal retorcida o demonios internos que lo dominen en las tres temporadas que van de la serie. Scoot McNairy y los demás estaban bastante bien haciendo lo suyo. La fotografía y los planos nos devolvieron a cierta atmósfera y pesadez de la primera temporada, lo que para algunos tornó la serie algo repetitiva o poco original, pero para otros fue un gran acierto. La música funcionaba como debía. Las locaciones fueron parte orgánica de la historia. El juego de los tiempos narrativos, que se recobraba de la primera temporada, mantenía la tensión de la historia, aunque por momentos se hacía mucho más aparatoso. La técnica del narrador no fiable, personificado en la perspectiva del anciano Hays, agregaba un plus que hacía aun más atractivo el relato.
Todo iba funcionando bastante bien: con cierto equilibrio más que altibajos. Lo único que, a mi parecer, frenaba el avance de la trama eran algunos dilatados diálogos entre el protagonista y su esposa, solo justificables si tenían que ver con posibles pistas o detalles que se vinculaban al caso. El problema hubiera sido que esas escenas largas con parlamentos a veces absurdos solo hayan servido para desarrollar aquella relación íntima dentro de la trama. Pero era obvio, o eso quería creer yo, que la cosa no iba por ahí, pues, ¿qué les interesa a los espectadores que ven una serie de detectives, asesinos y crímenes por resolver? Definitivamente no la historia de una relación de pareja...
Disfruté de aspectos geniales en la serie: la notable actuación de Mahershala Ali (en un abanico de distintas edades para su personaje Wayne Hays), para sacarse el sombrero, y el feliz hallazgo de una gran talla actoral en la interpretación de Stephen Dorff (cuyo personaje, Roland West, se robó el show para muchos) Esa cierta altanería y tosquedad del rastreador Purple hacía muy buen contraste con la bonhomía y el compañerismo a prueba de balas de Roland, quizá el único policía sin una historia personal retorcida o demonios internos que lo dominen en las tres temporadas que van de la serie. Scoot McNairy y los demás estaban bastante bien haciendo lo suyo. La fotografía y los planos nos devolvieron a cierta atmósfera y pesadez de la primera temporada, lo que para algunos tornó la serie algo repetitiva o poco original, pero para otros fue un gran acierto. La música funcionaba como debía. Las locaciones fueron parte orgánica de la historia. El juego de los tiempos narrativos, que se recobraba de la primera temporada, mantenía la tensión de la historia, aunque por momentos se hacía mucho más aparatoso. La técnica del narrador no fiable, personificado en la perspectiva del anciano Hays, agregaba un plus que hacía aun más atractivo el relato.
Todo iba funcionando bastante bien: con cierto equilibrio más que altibajos. Lo único que, a mi parecer, frenaba el avance de la trama eran algunos dilatados diálogos entre el protagonista y su esposa, solo justificables si tenían que ver con posibles pistas o detalles que se vinculaban al caso. El problema hubiera sido que esas escenas largas con parlamentos a veces absurdos solo hayan servido para desarrollar aquella relación íntima dentro de la trama. Pero era obvio, o eso quería creer yo, que la cosa no iba por ahí, pues, ¿qué les interesa a los espectadores que ven una serie de detectives, asesinos y crímenes por resolver? Definitivamente no la historia de una relación de pareja...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Y como decía, hoy vi el último episodio. La decepción ha sido grande, casi dolorosa. No tanto por la imposibilidad de los protagonistas de resolver ese viejo caso que siempre se les escapó de las manos por ineptitud o por mala suerte. Eso está bien, si se quiere. Lo que me descorazona es que el último capítulo, el cierre de esta historia que tanto interés despertó en algunos episodios, con su cabos sueltos y con sus referencias a conspiraciones, haya contenido más y más diálogos entre el protagonista y su esposa: diálogos extensos y sentidos en los que se nos deja claro cómo fue que continuaron con su amorío, a pesar de la dura vida que lleva un policía. ¡Cosa que no solo ya sabíamos -era evidente, pues la narración iba en varios tiempos- sino que poco o nada nos importaba a quienes creemos que esta historia debería tener que ver con un caso policiaco más que con la vida marital de uno de los protagonistas!
La vida íntima y cotidiana de los protagonistas tenía hasta el capítulo 6 o 7 para quedar relatada, a menos que hubiera algo revelador y chocante o algún detalle escabroso guardado en la desmemoria de Hays para ser soltado en el último episodio. Mientras todas las otras posibilidades de crear un cierre soberbio, acorde con algunos momentos de la serie, se iban perdiendo, yo rogaba que el guion deparase alguna sorpresa, algún giro (aunque sea descabellado, pero emocionante) que haga justicia a lo que entregaron los actores y lo que esperábamos los espectadores. Nada de eso pasó.
La vida íntima y cotidiana de los protagonistas tenía hasta el capítulo 6 o 7 para quedar relatada, a menos que hubiera algo revelador y chocante o algún detalle escabroso guardado en la desmemoria de Hays para ser soltado en el último episodio. Mientras todas las otras posibilidades de crear un cierre soberbio, acorde con algunos momentos de la serie, se iban perdiendo, yo rogaba que el guion deparase alguna sorpresa, algún giro (aunque sea descabellado, pero emocionante) que haga justicia a lo que entregaron los actores y lo que esperábamos los espectadores. Nada de eso pasó.