Películas sobre naves espaciales embrujadas, sobre el terror primigenio, hay pocas y aún más extraño, que sean convincentes. Mezclar tecnología con terror ancestral parece lo mismo que mezclar churras con merinas, si nos atenemos al refrán.

Este filme se encuentra a medio camino entre otros similares como son "La galaxia del terror" (1981), "La nave viviente" (1987) y Horizonte final" (1997), y como éstas, es un producto fallido aunque esforzado. Si bien el director no volvió a dirigir nada más, se esforzó en ofrecer un producto digno y buscó la inspiración en "Alien"(1979), en cuanto a teror espacial, a la ambientación realista de la nave, al uso de luces y sombras, de los sustos que provienen de encima de los protagonistas, a la presencia de agua o de un ordenador central femenino, al uso de la parte abdominal de las víctimas, a la clase laboral de los personajes y un largo etcétera que nos recordará al filme de Scott. Desgraciadamente, Webster no es Scott, ni el guión de este film es el de "Alien", y se nota, aunque tiene algunas escenas logradas, para los escasos medios de los que dispone. No obstante, es un producto de serie B rodado con un cierto interés en ser algo más, aunque no lo logre.