La primera película de Digimon, realizada a tres manos, fue sólo una especie de trampolín para el director Mamoru Hosoda, que por fin pudo realizar su primera película en solitario el pasado 2006, "The Girl Who Leapt Through Time". Lo que se confirmaba con esta obra era la capacidad del realizador para mezclar dos conceptos tan alejados como la realidad y la ficción, seleccionar lo mejor de cada mundo, mezclarlo y dar como resultante una mezcla maestra, que nos mostraba a una joven que, por si no tenía pocos problemas personales, se veía recompensada con la habilidad de saltar en el tiempo. Animada magistralmente por Mad House, el film sigue siendo uno de los mejores animes de los últimos años. Summer Wars se suponía que iba a ser su sucesora, si bien el resultado final dista de ser tal cosa.

La película da inicio con una de las secuencias más brillantes que recuerdo en el cine de animación reciente, una especie de anuncio interactivo que nos presenta una comunidad online. Rápidamente se nos muestran a dos muchachos y cómo uno, por "suerte", resulta ser elegido para pasar el verano en casa de la familia de la tía buena del instituto: Natsuki Shinohara. Lo que se antojaba una especie de sueño húmedo (evidentemente el joven está colado por ella) se convierte en una pequeña pesadilla cuando deba hacerse pasar por su novio (sin derecho a roce) durante tres meses, en el hogar de los Shinohara. Montada a modo de screwball comedy en su primer acto, poco a poco se va introduciendo -de fondo- una subtrama de la que acaba alimentándose todo el film: el mundo virtual pasa a ser el real y comienzan los problemas cuando un "hacker" se carga la seguridad del sistema. El problema es que todo el mundo, las empresas y organizaciones forman parte de dicha red social: imaginad algo como Google, un sistema desde el cual a través de cuentas de administrador puede variarse el sistema de tráfico de la ciudad, la comunicación (tele, radio, prensa), etcétera.

El planteamiento de Summer Wars es inmejorable y durante buena parte de su metraje se aprovecha de ello para presentar algunas ideas fantásticas. Todos los personajes son bastante carismáticos y están ideados para obedecer a una acción determinada en el momento justo. El problema es que todo está tan calculado que cuesta un poco creérselo, llegado un punto todo remite al mismo origen y acaba siendo contraproducente, algo a lo que no ayudan ciertos dejes de comedia romántica moñas que en su último tramo se incrementan hasta el happy ending de rigor. Su portentosa animación (lo que sucede dentro del mundo virtual es orgásmico) y un buen trabajo en la construcción de los personajes hacen de Summer Wars un digno entretenimiento que pudo haber sido algo más si se hubiesen arreglado un par de detalles. Pese a todo, merece la pena. Un anime entretenido de casi dos horas, que se pasa volando, pero que se olvida (o casi) tan rápido como se termina de ver.