Reino Unido, 2013. La producción de televisión local sigue emperrada en llevar a Jane Eyre y compañía a las pantallas para cubrir el hueco del té de las amas de casa. Channel 4 es un canal de Endemol (pista: Gran Hermano) que prefiere dedicar su espacio de prime time a ficciones rompedoras que jamás habrían tenido luz verde en otras cadenas abiertas al público. Culpables del éxito de Charlie Brooker con la magnífica "Dead Set" y la miniserie "Black Mirror", con "Utopia" apadrinan una idea de Dennis Kelly que gira en torno al robo de una novela gráfica (llamada Utopia) y a varios personajes que se ven involucrados en una espiral de sangre, violencia y asesinatos por y para la recuperación del volumen. Los protagonistas podríamos ser tú o yo: unos frikis de Internet que tras quedar para charlar acabarán de mierda hasta el cuello. Están jodidos.

Concebida inicialmente como una miniserie de seis episodios, "Utopia" tendrá una segunda temporada (algo lógico dadas sus audiencias y el final semi-abierto de la season finale) y yo no puedo más que alegrarme. Porque estamos ante una producción sencillamente orgásmica en la que el aspecto visual está cuidado al milímetro (¡y sin que parezca cara!), un reparto brillante (los niños actores son además excepcionales, tanto Grant como Alice) e iconos modernos como Arby, con su bolsa amarilla y sus incapacidades sociales, o la enigmática Jessica Hyde. Porque "Utopia" va más allá de ser una serie de frikis metidos en una yinkana con destino en la pantalla de Game Over, atraviéndose a hacer una crítica social a la manera de "Black Mirror" pero siendo incluso más cruda, extirpando cualquier reducto de humor. Salvaje y por momentos alucinada, tremendamente violenta (la apertura del tercer episodio quita el hipo) y con unos personajes convincentes que se desarrollan con el dia a día y están perfilados con una gran capa de grises; "Utopia" es la ficción de nuevo cuño más potente de -al menos- el primer tercio de 2013. Simplemente, hay que verla. A menos que seas una de esas señoras que quedan para tomar el té y hablar de Jane Eyre, claro.