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Voto de Estepario:
8
Drama Malle se atreve con un film sobre una conversación entre dos personas, obteniendo excelentes críticas en USA. Dándose vida a sí mismos, los actores y autores Wallace Shawn y André Gregory quedan una noche a cenar. Como buenos amigos, se empiezan a contar múltiples experiencias personales, a través de las cuales comienzan a surgir los grandes temas de la existencia. Dirigida por Louis Malle, y con guión creado por los dos protagonistas, ... [+]
3 de febrero de 2013
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un restaurante. Una mesa. Dos sillas. Utensilios. Y dos cerebros. Sí, dos cerebros.

Y es que cuando la historia es buena, los decorados sobran. Si el libro bueno, ¿Importa si lo leo en la biblioteca, el mi casa, en el parque, en la playa? ¿Y el sillón, la silla, la cama, el suelo? Los buenos libros se leen solos: su atmósfera te atrapa y te hace olvidar de las vicisitudes de la propia vida; te sumerge en un sueño, un sueño en el que estás despierto y en el que podrás recordarlo todo. Esa es su maravilla.

Malle filmó un gran libro. Un gran libro de palabras, donde las imágenes a nuestro alrededor no son más que el decorado de nuestro lugar de lectura. Con dos personas, dos cerebros, construye una discusión entre dos formas distintas de ver la vida: la una, la convencional, la otra, la atrevida, la desafiante, la inconexa, que busca más allá de lo explícito y pretende adentrarse donde se rehúsa por miedo. Las palabras entonces se construyen, dialogan, se despliegan, y pegan como un fuerte martillazo. El cerebro recibe y reflexiona. La acción se consume y disfruta. Y con ninguna explosión de fondo.

¿Qué somos sino? Seres racionales. Capaces de analizar las cosas. La palabra es nuestro modo de transmitirla. Pero no es perfecta. ¿André? ¿Wally? No, no se trata de tomar posturas. Se trata de mirarlas y ver que las hay. Que la vida puede concebirse de muchas formas, y que cada una de ellas no es más un molde de nuestras experiencias. ¿Y si nuestras experiencias son distintas, como podemos coincidir en todo? Y sin embargo.

Entre tantas cenas y cenas, André, debo darte las gracias por acompañarme. El placer está en el cerebro, y el mismo se excita cuando se lo hace trabajar. André, gracias. Malle, tú también. Seremos pocos, pero estamos. Estamos para aguardar la próxima cena. Quién dice, quizás en otra cena aparezca otro André. Gustoso iré.


Sí, Sócrates, hubiera sido tu película favorita.


"Cuando por fin llegué, Debby ya había llegado de trabajar. Le conté toda mi cena con André".
Estepario
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