Haz click aquí para copiar la URL
Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
8
Western En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazarrecompensas alemán que sigue la pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Él acepta, pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), esclava en una plantación del terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio). (FILMAFFINITY) [+]
12 de enero de 2013
342 de 454 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. Hasta que llegó su hora

Muchos consideran que a Tarantino le llegó su hora en “Kill Bill”: la suma de referencias, el pastiche de tonos y la división del tomo-cinematográfico-pop-oriental convirtió la pieza mutante en un inmediato controvertido objeto de culto. Sabe que no puede sorprender ya al espectador con originales estructuras narrativas y sus últimas referencias eran demasiado evidentes. Ahora ha decidido iniciar una nueva andadura marcando cimas dentro de géneros explotados para reinventarlos bajo su estilo, con forma de superproducción y mandato de serie B. ¿Se ha hecho alguna vez una película bélica ambientada en la Segunda Guerra Mundial que hable del nazismo como “Malditos Bastardos”? ¿Veremos un western que narre la esclavitud en EEUU como “Django desencadenado”?

Tarantino siempre ha conseguido dejarse balas en la recámara, apartar proyectos malditos y reconvertirlos pasado el tiempo en afiladas y letales balas que salen de la pantalla dispuestas a quebrantar nuestros corazones. Esta vez parece quitarse la espina de la adaptación de ‘40 Lashes Less One’ de Elmore Leonard y enfrentándose a su eterna constante en su propio género: Sergio Leone. Finalmente “Django desencadenado” es puro Leone y puro Tarantino, pura pólvora incandescente prendida por la llama de Peckinpah, la auto-parodia-y-referencia y empapados de sangre de subgéneros. Es ese maldito y bastardo revolver cinematográfico que ansiaba la revalorización del género. Pura e impecable dinamita capaz de jugar con fuego y la anarquía, con el exhibicionismo y la versión extendida, con la brutalidad y el exceso, con la reinvención histórica y la apropiación.

2. Blax-spaghetti–tarantino-ploitation

El director de “Malditos bastardos” siempre se ha sentido muy cómodo dentro de subgéneros bajo esquemas y estructuras clásicas. “Django desencadenado” está marcada por el lado más salvaje e hiperbólico para retratar el pasado sanguinario y violento del pueblo norteamericano. De nuevo existe un triunfo al aunar la elegancia, precisión y monumentalidad clásica fordiana con la originalidad, provocación y radicalidad del cine más alternativo desde Leone hasta el blaxploitation.

La blasfemia excesiva desmigaja la cultura americana y a través de la ofensa y la violencia establece un espejo aparentemente distorsionado pero realmente esclarecedor. Aquí los negros montan a caballo y bailan sobre la tumba de John Wayne. Aquí pasamos de los llaveros de Pussy Wagon a las Muelas del Dr. King Schultz, de Ennio Morricone a mash-up musical referencial y contemporáneo. Aquí se muestra una historia visceral y extrema, que profana lo sagrado para reinventar la leyenda aria de Sigfrido y triturarla por el blaxploitation para obtener un recital de venganza y desenfreno. Todo un baño de sangre y de cine desde la idealización de Broomhilda hasta sus constantes clímax fragmentados en capítulos. Tarantino es el Yasuzo Masumura y el Seijun Suzuki de nuestro tiempo. Ódiale o ámale, pero jamás podrás ignorarle. Blanco, negro y rojo son los colores de su nueva bandera. Django, su héroe portador… Y recuerden, la ‘D’ es muda… pero sus aplausos no.
Maldito Bastardo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow