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España España · www.manderlay.es
Voto de manderlay puntoes:
9
Drama Realizada para conmemorar el décimo aniversario de la Revolución de Octubre de 1917, narra los acontecimientos ocurridos en San Petersburgo, desde entonces Leningrado, a través de las vicisitudes de un campesino que llega a la ciudad intentando escapar de la miseria y del hambre. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2008
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal como la Iglesia, conocedora de una población donde la inmensa mayoría era iletrada, hizo antaño con los iconos para la explicación de la Historia del Cristianismo a través de imágenes, Pudovkin con “El Final de San Petesburgo” lo hace con la revolución rusa. A través de una narración llana, sencilla, próxima, diáfana.., sin casi utilizar intertítulos, con una música extraordinaria que en todo momento acompaña emocionalmente la narración, con un montaje agresivo y contrastado de imágenes (al estilo Eisenstein) en los momentos de mayor conflicto, y mucho más reposado cuando nos aproximamos a los personajes, Pudovkin consigue que nunca perdamos el hilo narrativo (y discursivo) y que nos metamos en una historia que es la Historia de las personas a quienes iba destinado el film, el pueblo, el protagonista de la revolución, y finalmente, de su destino.
La película, como cualquier obra que pretenda llegar a ser un clásico, es argumentalmente vigente y visualmente extraodinaria, incluso más sutil y poética que la magnífica “Octubre” de Eisenstein. Pudovkin sabe aproximarnos por igual a la realidad social y a la realidad personal de sus personajes. Aquí las masas no son los campesinos y proletarios sino, en cualquier caso, los capitalistas anónimos que se mueven al ritmo que marca la Bolsa. Las clases populares, que tienen rostro, funcionan como un todo cuando conviene pero Pudovkin sabe acercarnos un poco más a ellos, no solamente para mostrarnos la desgarcia en un primer plano lleno de dramatismo o para mostrarnos la cara de odio que reclama venganza, sino también desde otra mirada, desde la de los sentimientos de solidaridad, amor o compasión más íntimos, aquellos que acaban haciendo más comprensible el todo.
manderlay puntoes
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