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España España · Málaga
Voto de Kaori:
9
Drama Belfast, años 70. Gerry (Day-Lewis) es un gamberro que no hace nada de provecho, para disgusto de su padre Giuseppe (Postlethwaite), un hombre tranquilo y educado. Cuando Gerry se enfrenta al IRA, su padre lo manda a Inglaterra. Una vez allí, por caprichos del azar, es acusado de participar en un atentado terrorista y condenado a cadena perpetua con "los cuatro de Guildford". También su padre es arrestado y encarcelado. En prisión Gerry ... [+]
9 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y de qué forma. Lo dice en un momento dado Daniel Day-Lewis, que mira más allá del guión y traspasa la pantalla. Decir que está maravilloso es repetir lo que otros han dicho. Y decir que «En el nombre del padre» es una película imprescindible, también. Pero es que lo es.

La historia (real) de unos personajes encarcelados injustamente se estruja hasta el máximo para remover no sólo las conciencias sino, principalmente, las emociones. Es cierto que el fondo político es innegable, pero más importante que la denuncia de un Estado o de los mecanismo de la Justicia, es el tremendo alegato humano que plantea.

Como referente indiscutible, casi divino, está Giuseppe Conlon, con un asombroso Postlethwaite: padre, maestro, pilar, hombro, alma y cuerpo no sólo de su hijo Gerry, sino de toda la película, de todos nosotros incluso. Personaje grandioso, perfecto, retratado con suavidad, con firmeza, con una hondura que estremece porque es verdaderamente humano, porque demuestra que la fe mueve montañas, que el respeto es la mayor de las riquezas y que el bien, a cualquier precio, de cualquier forma, en cualquier lado, es un camino duro pero luminoso. Impresionante.

Junto a él, tenemos a un simpático, inmaduro y vulnerable Gerry Conlon, que aprende por las buenas y por las malas lo que significa ser un Hombre. Y ese final... Ese final apoteósico en el que parece que todos, en masa, nos desprendemos de la chaqueta y casi en una oración queremos gritar «Amén» al escuchar las últimas palabras. Si es que de sólo pensarlo se me saltan las lágrimas.

Historia y mensaje a parte, Sheridan consigue una película poco vistosa, muy técnica quizá, pero aún así contundente, emotiva y profunda. Los actores se dejan arrasar por los acontecimientos, las escenas fluyen y la estupenda banda sonora pone ritmo y corazón a una historia inolvidable.

Yo, desde luego, no la olvidaré. ¿Quién podría?
Kaori
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