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España España · Honor al Sabadell!
Voto de Grandine:
8
Drama. Thriller Un entomólogo en busca de insectos en un desierto de arena se ve de repente atrapado conviviendo con una mujer que vive sola en una vieja casa, y con la que establecerá una extraña relación. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2009
102 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Crítica con Spoilers, no leer si no se ha visto)


Un hombre vaga por el desierto, en busca de insectos. Su pasión es atraparlos, y añadirlos a su colección. Su aspiración es llegar a aparecer, algún día, en el libro de insectos que porta entre sus manos. Intentar así que su nombre quede escrito en algún lugar, ser alguien gracias a aquella afición que le mantiene en las áridas colinas, perdiendo la noción del tiempo.

De pronto, anochece, y no tiene donde resguardarse. Un aldeano, sin dudarlo, le ofrece un hogar en el que vive una mujer. Tomada la decisión, pasará la noche allí.

Al despertar, el día siguiente, el entomólogo se da cuenta de que ha caido en una trampa, de que deberá permanecer allí contra su voluntad.
Sin embargo, nuestro protagonista no se rinde.
Cava.
Trepa.
Escala.
Enloquece.
Cae desesperado, e intenta urdir un plan. Pero nada funciona.
El entomólogo se ha dado cuenta de que está allí. Atrapado. Preso. Cautivo. Olvidado.
Olvidado.
Ol vi da do.
O l v i d a d o.
O - l - v - i - d - a - d - o.
En el extremo contrario de donde desearía estar. Lejos de sus quehaceres, lejos de su rutina y, ante todo, lejos de su único objetivo: perdurar. Llegar a ser alguien, aunque sea gracias a la caza de un insecto que no aparecía en aquel libro.

A partir de ese momento, los días pasan con más lentitud. La arena se pega como una lapa a sus pómulos, sus rodillas, a su cuerpo, y la cámara de Teshigahara lo recoge con una fuerza tremenda. Haciendo del plano detalle una potente herramienta, y siguiendo así lo que se convierte en un prácticamente malsano amorío.

Pasan horas y horas, días y días, meses y meses, pero la cosa poco cambia.
Sin embargo, y en otra futil intentona por huir de aquel lugar, el entomólogo realiza un descubrimiento. Puede conseguir agua filtrándola.
Tras muchas pruebas e investigaciones, durante un acontecimiento fortuito, alguien deja una escalera colocada en el lugar más idoneo para huir.
Pasos.
Metros.
Niveles.
Son los que separan al entomólogo de su libertad.
Los que le liberarían de su cautiverio.
Ahora, y lejos de lo que era cuando llegó, el entomólogo sabe algo que puede compartir. Que debe compartir. Algo que, definitivamente, pueda hacer de él algo más que una figura que pasó por allí, sin más. Algo que transforme ese Olvido en Recuerdo.
Grandine
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