La tripulación del carguero Glencairn debe atravesar el océano Atlántico para transportar a Inglaterra municiones en plena II Guerra con gran riesgo de ser torpedeado por los submarinos alemanes. Después de una juerga en un puerto caribeño emprenden la travesía y en ella todos empiezan a sacar sus miedos y sus dudas sobre el feliz viaje. Muere uno de la tripulación, otros se deciden a dejar la marina mercante y el resto, otro es acusado de ser espía alemán todo ello como consecuencia de los miedos. Después de otra noche de farra al llegar a puerto inglés, la tripulación vuelve a embarcarse --con las correspondientes bajas-- en el viejo carguero visto que no tiene otra cosa mejor que hacer en esta vida. Son hombres apegados al mar que ya no tienen fuerzas para separarse de ella.

Un Ford desconocido y de poca garra --nada parecido a Las Uvas de la Ira sobre la migración en los años 30--. La película tiene un buen reparto pero el guión deja mucho que desear pese a que está basado en cuentos de Eugene O'Neill y el guionista trabajara en películas de Ford. Aunque aborda los temas de la amistad, la familia, la muerte o el vitalismo pero decir esto es decir nada si el desarrollo te deja impávido, Esta es una película poco valorada y atendida sencillamente porque tiene a derecha e izquierda Las Uvas y La Diligencia. No siempre salen obras maestras de una hornada