Una pandilla de ex delincuentes es contratada por un mafioso para cometer un robo de diamantes en una joyería pero la acción sale perfectamente mal porque dentro de la banda hay un policía infiltrado que es que tiene al tanto a la policía de Los Ángeles. Este es el primero que cae gravemente herido pero pronto entre ellos, visto el fracaso monumental, se va a entablar un fuerte debate, pistolas en mano siempre, sobre quién pueda ser el delator. Una parte importante de la peli es puro teatro de manera que, si no fuera por el montaje en retro contándonos la historia, la peli sería un puro rollo. Detalles en spoiler

El director y guionista pone un gran interés en los diálogos que resultan brillantes e ingeniosos, llenos innecesariamente de palabrotas para indicar la dureza de los tipos. Pero todo ello le da a la cinta una clara tendencia teatral, lo que está en contradicción con lo que debe ser el cine. Extraño montaje siguiendo a los personajes de Naranja, Blanco y otros miembros de la banda, nombres que les ha colocado el jefe para que no canten en el supuesto de que sean apresados por la policía. Da la impresión la cinta de que son una serie de cortos empalmados a la buena de Dios, de manera que hay un abuso del procedimiento retro. La cinta es distinta al relato secuencial pero eso no quiere decir que haya de ser tomada como ejemplo de de genialidad