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Voto de Segundo Premio:
9
Drama Tras un divorcio difícil, Lucas, un hombre de cuarenta años, ha encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y trata de reconstruir su relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo empieza a ir mal: un detalle cualquiera, un comentario inocente y una mentira insignificante que se extiende como un virus invisible sembrando el estupor y la desconfianza en una pequeña población. (FILMAFFINITY)
23 de abril de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demoledora. Un golpe helado que te deja tieso en la butaca, con el corazón en un puño y la mano tapando la boca evitando que se escapen los suspiros que atormentan al espectador a media que va avanzando el metraje. La película no solo parte de una idea que está en boga hoy en día (Se ha pasado de pasar de los niños a sobreprotegerlos en extremo, sin que haya habido una transición que haya conseguido suavizar este paso. Ojo, no justifico que no se les proteja, al contrario, lo más inocentes y aquellos que no se pueden defender necesitan estar bajo la mirada de adultos responsables dispuestos a cuidarlos, no obstante creo que no exagero si digo que hay casos que se llevan al extremo, y no hablo de abusos, hablo de perder la custodia de un hijo porque se ha hecho una brecha al caerse de un columpio) sino que funciona como un auténtico reloj suizo, en la que toda la maquinaria está bien engrasada y se complementa a la perfección ¿Quién tiene la culpa? ¿La niña, que se siente rechazada cuando su héroe al que admira y tiene en un pedestal la regaña con suavidad? ¿O el comentario bobalicón, grotesco y totalmente fuera de lugar del amigo de su hermano? ¿Por qué si creemos a los niños desde el minuto uno, cuando rectifican ya no les creemos? Todas estas preguntas sacuden al personal que contempla desde la butaca como, a pesar de la falta de pruebas, y a pesar de ser totalmente conscientes de la inocencia del protagonista, un hombre puede ser destruido no solo con golpes, también con miradas, con gestos, con desprecios. Vinterberg lleva a muy buen puerto la cinta, que no decae en ningún momento, ya que desde el inicio sabemos lo que pasa y hasta el final seguimos el triste camino por el que va descendiendo Lucas, interpretado de una manera magistral no, lo siguiente, por Mikkelsen (Sí, es el malo de Casino Royale). Un desarrollo conmovedor, en el que vemos como el enemigo invisible machaca una y otra vez no solo el alma y la inocencia de un adulto, sino todo su entorno. El poder de una mentira se ve reflejado en esta película de una manera sensacional, y mantiene el pulso narrativo firme y con seguridad, acompañado de unas interpretaciones muy veraces (Mikkelsen está de lágrima, pero el trabajo con los niños es muy bueno, ya no solo por el hijo de Lucas, sino por el de Klara, sensacional trabajo el de la pequeña) consiguiendo dejar para el recuerdo escenas con una intensidad narrativa muy elevadas, como la de la iglesia o el supermercado. Montaje al corte tan radical y directo como los desprecios con los que vive el protagonista, y cuando la película parece estar finalizando se nos regala un final grotesco, que te hacen ver que por desgracia, la realidad supera a la ficción. Muy muy buena.
Segundo Premio
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