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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Voto de Arsenevich:
9
Western Western ambientado en la América pionera sobre las relaciones que se establecen entre Cole Harden, un vaquero honesto, y Roy Bean, un juez caprichoso y de singular moralidad. Notable duelo interpretativo que le valió el Óscar al gran Walter Brennan. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2019
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Wyler demuestra una vez más su maestría con este fantástico Western que aúna un guion magnífico, una fotografía expresiva y, fundamentalmente, unas interpretaciones antológicas. El gran Gary Cooper encarna a un héroe íntegro, noble, inteligente y honesto que llega a un pueblo fronterizo en el que impera la justicia demente del autoproclamado juez Roy Bean (impresionante Walter Brennan) y donde son habituales los procesos sumarios, sin fundamentación legal ninguna, seguidos la mayoría de las veces de frías ejecuciones en el árbol del ahorcado local.

El film encara un tema habitual en el género, y que es el eterno conflicto entre agricultores y ganaderos y el alambrado y delimitación de las tierras. El perturbado juez Bean, siempre del lado de los ganaderos, resolverá los conflictos aplicando su particular sentido de la justicia basado en el sadismo y la barbarie e instalando un reinado de terror en el pueblo. En la primera escena del film, y como muestra cabal de la drástica justicia que impera en la comarca, un agricultor es ejecutado por haber dado muerte a una cabeza de ganado en medio de un tiroteo. Los colonos, hartos de la tiranía del demencial magistrado, pondrán en marcha un levantamiento, pero la ecuanimidad y racionalidad de Cole Harden, el héroe, que se ha enamorado de Jane Ellen Matthews, la hija de uno de los agricultores, evitará el linchamiento, aunque únicamente logrará calmar las ansias homicidas del juez mediante la promesa de un mechón de pelo de Lily Langtry, una cantante de variedades a la que Roy Bean nunca ha visto pero de la que está perdidamente enamorado, en lo que constituye otra de sus muy particulares excentricidades.

La película cuenta con una maravillosa fotografía de Gregg Toland, a quien los cinéfilos recordamos especialmente por sus sobresalientes trabajos en dos films del año siguiente: «Ciudadano Kane» de Orson Welles y «La loba» del mismo Wyler. Aquí combina con gran acierto planos medios con otros panorámicos de las tierras cultivadas; la estética alcanza su punto álgido en la brutal secuencia del incendio, que al mismo tiempo funciona como ruptura argumental al significar el desengaño definitivo de Cole Harden respecto a la personalidad y la irreductible locura del juez Bean.

Merece un párrafo aparte, desde luego, el maravilloso duelo interpretativo entre los dos colosos, Cooper y Brennan, a cuyos personajes une durante toda la proyección una relación de amor-odio perfectamente descrita por el guion y plasmada en la pantalla con enorme solvencia por ambos intérpretes, especialmente Brennan, que se llevó el Oscar® al Mejor Actor de Reparto por esta impresionante labor.

Como se ha dicho en otras reseñas, sorprende la solvencia narrativa y la convicción cinematográfica de este William Wyler relativamente joven, pero que ya empezaba a elaborar obras maestras, muchas de las cuales verían la luz durante la década que inicia con este film (baste recordar «La loba» ―1941―, «Los mejores años de nuestra vida» ―1946― o «La heredera» ―1949―). Hablamos, por supuesto, de uno de los grandes maestros del cine de todos los tiempos, uno de los directores más detallistas, esmerados y versátiles del cine clásico.

Notabilísimo Western de Wyler que nos regala a un Brennan impresionante, un Cooper en su línea, una historia atractiva y apasionante y un desarrollo sólido, pespunteado por momentos de enorme cine.
Arsenevich
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