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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Drama. Cine negro En una calle de Nueva York, la miseria y la delincuencia conviven con la riqueza de los inquilinos de un lujoso bloque de apartamentos. Inevitablemente esos agudos contrastes acabarán desencadenando tensiones entre los dos mundos. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2010
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un día cualquiera, acompañé a un amigo que planeaba comprar una casa y quería mi opinión acerca de ella. Convencido de que, en toda observación es necesario considerar el entorno, tremenda sorpresa me llevé cuando, en medio de aquel humilde barrio, de calles empinadas y agrietadas, con viviendas húmedas y mal construidas, y con difícil acceso para cualquier vehículo, sobre una meseta surgía, terriblemente conspicua, una imponente mansión, ostentosa y llena de comodidades. No era difícil imaginar a qué suerte de individuo pudo ocurrírsele semejante idea, pues, el paisaje resultaba extravagante y de un pésimo gusto.

Al ver la película de William Wyler, <<CALLE SIN SALIDA>>, compruebo que no era insólito lo que presencié aquel día. Estamos, entonces, en la New York de los años '30 (siglo XX), donde algunos ricos, atraídos por el pintoresco paisaje de los ríos con sus monumentales puentes, optaron por construir sus lujosas viviendas en medio de la pobreza y del más extremo contraste habitacional. Por supuesto, la integración no existe. Ellos cuidan sus casas con vigilantes armados, reclaman la presencia constante de las autoridades... y miran con la mayor indiferencia a quienes no son como ellos.

Los pobres, por su parte, se acostumbran a sus desdenes y aprenden incluso a mofarse de ello... y, de vez en cuando, alguien les cobra a aquellos "poderosos" la mezquina actitud con que tratan a sus semejantes. Habita aquí una pandilla de traviesos muchachos que bordea la delincuencia, y entre ellos y la repentina presencia de “Baby Face” Martin, el nuevo gánster surgido del barrio, las cosas tendrán un fuerte significado a lo largo de todo un día.

Con otro edificante guion escrito por, Lillian Hellman, basado en una obra teatral de Sidney Kingsley, el director William Wyler, recrea con lucidez aquella atmósfera desequilibrada y llena de ominosos contrastes donde lo más brillante es, quizás, el descubrimiento gradual que, de su propia vida, va teniendo el curtido Martin.

Humphrey Bogart, hace un rol secundario con eficacia protagónica y es su personaje el de mayor significado y penetración a lo largo de todo el filme. Joel McCrea, como el hombre que superó su traviesa adolescencia para convertirse en un profesional que vela por la paz del barrio, pesa mucho menos ante los hondos matices con que se recrea a aquel gánster vestido de seda, que ahora descubre que “prosperó” a costa de lo más querido.

Cabe mencionar también a la pandilla, representada por un grupo de jóvenes actores que se hizo conocer primero en la representación teatral, y que causó tanto impacto con este filme, que comenzaron a ser llamados los “Dead End Kids” (Los chicos de Calle sin Salida), y como grupo, aparecerían luego en seis filmes más con notable éxito.

Si deseas presenciar los deplorables contrastes sociales que aún padecemos en nuestra sociedad, ésta es la clase de película que no deberías perderte.

Título para Latinoamérica: <<CALLEJÓN SIN SALIDA>>
Luis Guillermo Cardona
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