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España España · Corruptown
Voto de Kwisatz:
8
Drama Segunda mitad del siglo XVII. Dos jóvenes jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de su mentor, el conocido misionero Padre Ferreira. Los últimos rumores indican que, tras ser perseguido y torturado, Ferreira ha renunciado a su fe, algo difícil de creer para los sacerdotes que parten en su búsqueda. En Japón ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que las autoridades japonesas persiguen a los cristianos, a los que ... [+]
6 de diciembre de 2017
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Si detrás de una creencia no existe la fe, una convicción personal que sobrepasa muchas veces la razón, puede convertirse en un mero atavismo.

Es necesaria auténtica fe para intentar extender el Cristianismo en un territorio tan hostil como el Japón del siglo XVII, en el cual sus gobernantes se dedicaban a sofocar de forma despiadada y cruel cualquier intento por apreciar en ella una peligrosa injerencia extranjera.

Sólo dos jóvenes e idealistas padres jesuitas creen ser depositarios de la fe necesaria para realizar el sacrificio que implica tan complicada misión.

Es fácil que muchos espectadores encuentren esta película demasiado pausada, incluso larga, y reiterativa.
A mí sin embargo me suscita muchas preguntas. Preguntas interesantes fruto de intensos diálogos en los que se cuestiona el sentido de la fe humana, su persistencia, su significado.

¿Qué hace más verdaderas las enseñanzas del Evangelio en comparación con las de Buda si en esencia son tan parecidas? ¿Era fe auténtica lo que sentían los granjeros nipones cuando se sacrificaban por su religión o la esperanza de un paraíso prometido que los sacara de sus miserables vidas? ¿Tiene sentido sacrificar tu vida por la fe? ¿Tiene sentido permitir la muerte y tortura de tus semejantes para defenderla? ¿Es un acto de devoción o de orgullo al creerse en posesión de la auténtica Verdad?

Preguntas que atormentan al padre Rodrigues (correctamente interpretado por Andrew Garfield, aunque algo falto de intensidad para mi gusto en determinados momentos de carga dramática) mientras el inquisidor Inoue (gran trabajo de Issey Ogata) pone a prueba su fe. Sus diálogos sin duda son lo mejor del film. Eso, y si me lo permiten, la estupenda fotografía de Rodrigo Prieto.

Decían que era la película más personal de Scorsese, y desde luego lo es. Un punto y aparte en su filmografía. Un acto de reflexión con una profundidad inusitada.

Y cuando después de tanto dolor y sufrimiento la única respuesta es el silencio, el silencio divino, el silencio en el alma, la fe se disipa como una ilusión. O no…
Kwisatz
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