‘Wonder Woman’ sigue los pasos de otros buenos inicios de sagas de superhéroes, como ‘Batman Begins’ o ‘Capitán América’. Haciendo especial énfasis en el pasado del personaje y los acontecimientos que le llevaron a ser lo que son. El resultado es un comienzo algo lento, pero que resulta necesario para que podamos conocer a la persona que hay detrás del traje.

Durante el primer tramo, la historia se desarrolla de forma tan correcta como poco memorable. Pero es entonces, en el momento en que empezábamos a perder la fe, cuando Gal Gadot se suelta la melena real y metafóricamente. En mitad de un campo de batalla cargado de grises, vemos aparecer a una mujer rebosante de color y carisma. La auténtica Wonder Woman ha llegado, y la seguiremos a donde quiera que vaya.

Al fin y al cabo, la película es enteramente suya. La trama, pese a cumplir, no innova en absoluto. Y el resto de personajes no resulta demasiado destacable. Quitando, quizás, a una gran Robin Wright en el arranque de la cinta, a la cual se le podría haber sacado más provecho. En el lado opuesto tenemos a Chris Pine, cuya presencia se divide en escenas en las que desearías que no hablase, y escenas en las que desearías que no existiese.

En definitiva, en ‘Wonder Woman’ nos encontramos ante un inicio de saga que no se sale de lo habitual, pero que logra destacar por el inmenso carisma que derrocha su protagonista. Una película que tal vez no innova demasiado, pero a la que no podemos culpar por ello. No en vano, dicen que antes de poder correr hay que aprender a caminar. Y no hay duda de que Wonder Woman ha comenzado su andadura con paso firme.

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