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Western
Los problemas para transportar el oro desde el sur de California a cualquier punto del país son cada día mayores. El gobierno decide establecer una línea regular de diligencias. Al frente de la misión está el oficial de caballería John Heins. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Haynes (Randolph Scott), capitán del ejército de la Unión, recibe el encargo del Gobierno de establecer una línea regular de diligencias, para el transporte de oro desde el sur de California a cualquier punto del país, a fin de conseguir el dinero necesario para financiar al ejército. Será ayudado por un soldado de su regimiento que ha perdido un brazo en la contienda, -Rod Miller (Michael Dante)- y su esposa Jeannie (Karen Steele). El pueblo está dominado por Clay Putnam (Andrew Dugan), de ideas sudistas, antaño amigo de John y casado con la antigua novia de éste, Norma (Virginia Mayo).
Encuadrada cronológicamente en 5º lugar del ciclo Ranown, -conocido como el conjunto de los 7 westerns de serie B que comparten coherencia estilística y argumental, dirigidos por Budd Boetticher entre 1956 y 1960, protagonizados por RANdolph Scott, producidos por Harry Joe BrOWN (con las salvedades de "Seven Men From Now" que fue producida por Batja, propiedad de John Wayne, y precisamente esta "Nacida en el oeste" que fue una producción Warner Bros.), y con guión hasta en 4 ocasiones de Burt Kennedy -en mi opinión las mejores de toda esta serie ("Seven Men from Now", "The Tall T", "Ride Lonesome" y "Comanche Station"). No en vano, este mismo guionista participó en dos de los mejores westerns de Gordon Douglas, como son "Fort Dobbs" y la grandiosa "Yellowstone Kelly".
Todas estas películas destacan por su capacidad de síntesis a la hora de perfilar la trama y las características de los personajes, aprovechando los tiempos muertos para suministrarnos información esencial a esos respectos. Así es que el metraje de mayor duración se limita a 78 minutos.
Por otra parte, otras de las constantes son la violencia latente (son películas en las que se disparan más palabras que balas) y una atmósfera de suspense sustentada en la ambigüedad de los diferentes caracteres que completan la función.
Tomando en cuenta todas estas consideraciones, se pueden calificar a "The Tall T", "Ride Lonesome" y "Comanche Station" como el núcleo duro Ranown y a "Westbound" como la más débilmente adscrita a este septeto.
Ninguna de estas películas se llegó a estrenar nunca en cines en España, por lo que no disponíamos de doblajes hasta que empezaron a emitirse por TVE y diversos canales autonómicos, con la excepción aquí de la primera de ellas -"Seven Men from Now"-, que permanece inédita en nuestro idioma.
Encuadrada cronológicamente en 5º lugar del ciclo Ranown, -conocido como el conjunto de los 7 westerns de serie B que comparten coherencia estilística y argumental, dirigidos por Budd Boetticher entre 1956 y 1960, protagonizados por RANdolph Scott, producidos por Harry Joe BrOWN (con las salvedades de "Seven Men From Now" que fue producida por Batja, propiedad de John Wayne, y precisamente esta "Nacida en el oeste" que fue una producción Warner Bros.), y con guión hasta en 4 ocasiones de Burt Kennedy -en mi opinión las mejores de toda esta serie ("Seven Men from Now", "The Tall T", "Ride Lonesome" y "Comanche Station"). No en vano, este mismo guionista participó en dos de los mejores westerns de Gordon Douglas, como son "Fort Dobbs" y la grandiosa "Yellowstone Kelly".
Todas estas películas destacan por su capacidad de síntesis a la hora de perfilar la trama y las características de los personajes, aprovechando los tiempos muertos para suministrarnos información esencial a esos respectos. Así es que el metraje de mayor duración se limita a 78 minutos.
Por otra parte, otras de las constantes son la violencia latente (son películas en las que se disparan más palabras que balas) y una atmósfera de suspense sustentada en la ambigüedad de los diferentes caracteres que completan la función.
Tomando en cuenta todas estas consideraciones, se pueden calificar a "The Tall T", "Ride Lonesome" y "Comanche Station" como el núcleo duro Ranown y a "Westbound" como la más débilmente adscrita a este septeto.
Ninguna de estas películas se llegó a estrenar nunca en cines en España, por lo que no disponíamos de doblajes hasta que empezaron a emitirse por TVE y diversos canales autonómicos, con la excepción aquí de la primera de ellas -"Seven Men from Now"-, que permanece inédita en nuestro idioma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Centrándonos en esta "Westbound", el sempiterno protagonista Randolph Scott sigue representando ese tipo de héroe solitario y con un pasado poco conocido -pero que vislumbramos tormentoso-, potenciándose ambos aspectos gracias al laconismo del personaje y a un arranque en plano general, atisbando únicamente la silueta de un jinete (que ya de paso, sirve para lucir ese formato en scope en el que se rodaron todos estos films). Además, está dotado de un enorme sentido de la responsabilidad (acepta un nombramiento en contra de su voluntad) y de la justicia.
Las características fisonómicas de este actor de mirada pétrea y edad avanzada (contaba ya con 57 años cuando se inició este ciclo), resultan ideales para interpretar este tipo de papeles.
El villano de turno, -Andrew Duggan-, siguiendo la estela de sus predecesores, destaca por sus dobleces morales y emocionales (en este caso la codicia -revestida de ideología nacionalista sudista- y de un importante componente de celotipia), y como es habitual, delega sus actos reprobables en otras personas (aquí "el marrón" le toca a Michael Pate, que le coge gusto al cometido para el que ha sido designado y se excede hasta límites inauditos). En este sentido, resulta magnífico el detalle de cuando Andrew Duggan se sacude el pantalón "como si limpiara su conciencia", tras la conversación con su secuaz en la que planifican el modus operandi para llevar a buen término el boicot a la línea de diligencias.
El punto álgido de este secundario tiene lugar cuando su otro "yo" despierta y toma el mando, -una vez acontecido el sobrecogedor suceso de la caravana que transportaba a una niña-, con ese magnífico plano contrapicado con Virginia Mayo en la parte alta de una escalera y él abajo del todo, ebrio y totalmente abatido, sabedor de que su única posibilidad de catarsis puede venir con su sacrificio personal.
Las mujeres son dos bellezones rubias, objeto de deseo para nuestro protagonista, pero tienen mucho de fordianas, pues toman las riendas de su destino (Virginia Mayo está dispuesta a abandonar a su marido si no ceja en sus tropelías y Karen Steel está soberbia como la mujer que lleva las riendas de su hogar -de ahí el gran complejo de "medio hombre" de su buen marido-, poseyendo un carácter de armas tomar. Esta última actriz es otra habitual del ciclo, ya que participó en un total de 3 películas.
Los buenos de la función rebosan humanidad, siendo maravilloso el plano en que Karen Steele agarra al mismo tiempo que su marido (Michael Dante) una maleta, -intentando ayudarle-, nada más reencontrase con él y recibir el palo de verle amputado de un brazo. Randolph Scott también pone gran empeño en aumentar la autoestima de este lisiado de guerra, enseñándole a cargar una escopeta con un solo brazo y proporcionándole trabajo en una estación de diligencias.
Otra característica que emparenta este western con los de John Ford son los momentos de comedia muy bien insertados en los momentos precisos para rebajar la tensión del relato. Aquí destacan el pasaje de la "tarta salada" y la conversación con Fred Sherman (en el papel de Christy) cuando le contratan como conductor de diligencias, en relación al tiempo que lleva trabajando como conductor con frases como esta: "Un hombre que ha conducido tanto tiempo debería estar muerto. ¿Seguro que este es Christian Benson?).
Resumiendo, pese a tratarse de una de las películas más flojas del ciclo, conserva gran cantidad de elementos de interés, que la convierten en al menos una propuesta ciertamente interesante.
Las características fisonómicas de este actor de mirada pétrea y edad avanzada (contaba ya con 57 años cuando se inició este ciclo), resultan ideales para interpretar este tipo de papeles.
El villano de turno, -Andrew Duggan-, siguiendo la estela de sus predecesores, destaca por sus dobleces morales y emocionales (en este caso la codicia -revestida de ideología nacionalista sudista- y de un importante componente de celotipia), y como es habitual, delega sus actos reprobables en otras personas (aquí "el marrón" le toca a Michael Pate, que le coge gusto al cometido para el que ha sido designado y se excede hasta límites inauditos). En este sentido, resulta magnífico el detalle de cuando Andrew Duggan se sacude el pantalón "como si limpiara su conciencia", tras la conversación con su secuaz en la que planifican el modus operandi para llevar a buen término el boicot a la línea de diligencias.
El punto álgido de este secundario tiene lugar cuando su otro "yo" despierta y toma el mando, -una vez acontecido el sobrecogedor suceso de la caravana que transportaba a una niña-, con ese magnífico plano contrapicado con Virginia Mayo en la parte alta de una escalera y él abajo del todo, ebrio y totalmente abatido, sabedor de que su única posibilidad de catarsis puede venir con su sacrificio personal.
Las mujeres son dos bellezones rubias, objeto de deseo para nuestro protagonista, pero tienen mucho de fordianas, pues toman las riendas de su destino (Virginia Mayo está dispuesta a abandonar a su marido si no ceja en sus tropelías y Karen Steel está soberbia como la mujer que lleva las riendas de su hogar -de ahí el gran complejo de "medio hombre" de su buen marido-, poseyendo un carácter de armas tomar. Esta última actriz es otra habitual del ciclo, ya que participó en un total de 3 películas.
Los buenos de la función rebosan humanidad, siendo maravilloso el plano en que Karen Steele agarra al mismo tiempo que su marido (Michael Dante) una maleta, -intentando ayudarle-, nada más reencontrase con él y recibir el palo de verle amputado de un brazo. Randolph Scott también pone gran empeño en aumentar la autoestima de este lisiado de guerra, enseñándole a cargar una escopeta con un solo brazo y proporcionándole trabajo en una estación de diligencias.
Otra característica que emparenta este western con los de John Ford son los momentos de comedia muy bien insertados en los momentos precisos para rebajar la tensión del relato. Aquí destacan el pasaje de la "tarta salada" y la conversación con Fred Sherman (en el papel de Christy) cuando le contratan como conductor de diligencias, en relación al tiempo que lleva trabajando como conductor con frases como esta: "Un hombre que ha conducido tanto tiempo debería estar muerto. ¿Seguro que este es Christian Benson?).
Resumiendo, pese a tratarse de una de las películas más flojas del ciclo, conserva gran cantidad de elementos de interés, que la convierten en al menos una propuesta ciertamente interesante.