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Voto de TOM REGAN:
5
7,0
31.762
Drama
Dos jóvenes motoristas de Los Ángeles emprenden un viaje hacia Nueva Orleáns. Cruzan todo el país con la intención de descubrir América. Después de vender cocaína a un hombre de Los Ángeles, Billy y Wiatt (alias Capitán América) asisten a la fiesta del Mardî Gras. Pronto reanudan el viaje y se van encontrando con personajes de lo más estrafalario, entre ellos un ranchero y su familia, o un autoestopista de una comuna hippie, antes de ... [+]
28 de mayo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
86/16(25/05/19) Sobrevalorada road-movie de claro carácter contracultural, realizado durante los movimientos contra la Guerra de Vietnam, film hijo de un tiempo donde estaba en boga la cultura hippie. Exitosa película que recaudó $ 60 millones en todo el mundo (tercera más taquillera en USA) de un presupuesto de filmación de no más de $ 400,000. Opera prima en la realización del actor Dennis Hopper, obra indie con guión (lo hay?) propio junto al coprotagonista (y productor de la cinta) Peter Fonda, y Terry Southern, donde una vez visto el film son las estampas de los dos motoristas surcando las carreteras de USA por parajes bellos, adornado por una excelente repertorio de canciones (costó comprar los derechos de las canciones 1 millón $, casi tres veces lo que costó el rodaje, con este el mensaje underground queda laminado, pues si se sustenta en darnos algo comercial…), pero estás postales visualmente atractivas solo hay el vacío existencial. Se vende como el film que marco a toda una generación (puaj!), en el que de modo henchido se intenta hacer una radiografía social de los estadounidenses de la américa profunda, mostrados como cerriles conservadores frente a la libertad individual que presentan la pareja de motoristas, la libertad que representan las comunas hippie, o la libertad que representa el consumo y el tráfico de drogas, nóteseme la ironía sobre todo en lo referente a lo último, en clara Apología (vomitiva) de la drogadicción. Y es que si el mensaje que la individualidad la deben ejemplificar dos traficantes de estupefacientes vamos servidos. Cuando en realidad lo que hay detrás de todo esto es una loa a las drogas, pues incluso tras las cámaras estas nunca faltaron durante el rodaje, cosa que rebosa la trastienda al pasar estas a utilizarse durante la filmación (marihuana). Aunque hay sesudos exégetas que quieran ver en la cinta un análisis sobre el cambio de los tiempos, sobre la amistad, sobre el sexo libre, o sobre la ya mencionada libertad, esto parecen más pajas mentales de alguien atestado de LSD, pues todo resulta tan plano como una mesa, todo huero de contenido a expensas que haya algún sesudo intelectualoide que descifre este metraje tedioso y pesaroso que se eterniza como la visita de los suegros. Es una cinta con unos personajes que van de un lado a otro sin sentido, se hunden en el hedonismo más pomposo, hacen paradas en las que se drogan, tienen sexo una y otra vez, y vuelven a sus motos, hacia la nada más absoluta. Aderezado por unas actuaciones que van de lo inaguantable de Dennis Hopper a lo cara de empanao de Peter Fonda, teniendo entre ambos diálogos que parecen escritos por un fumeta (y tendré razón), solo la aparición de Jack Nicholson nos saca del sopor teniendo alguna ingeniosa disertación a la luz de una hoguera sobre la libertad, esto es un oasis en medio del desierto que este erial de ideas con título mítico. Pretende mostrarnos una filosofía de vida sustentada en la libertad absoluta, pero esta paradójicamente se cimienta en el capitalismo más salvaje, como es el especular con drogas, compras droga a un mexicano y la vendes a un capo por más dinero, menudo contrasentido libertario. Los personajes de Wyatt y Billy se basaron respectivamente en Roger McGuinn y David Crosby de The Byrds. La primera colaboración de Hopper y Fonda fue en The Trip (1967), escrita por Jack Nicholson, que tenía temas y personajes similares a los de Easy Rider. Peter Fonda se convirtió en "un ícono de la contracultura" en The Wild Angels (1966), estableció "una persona que desarrollaría aún más en The Trip and Easy Rider". El viaje popularizó el LSD, mientras Easy Rider continuó "celebrando la contracultura de los 60", pero lo hace "despojado de su inocencia".La película se agregó al Registro Nacional de Películas de la Biblioteca del Congreso en 1998.
Dos motociclistas, Wyatt (Peter Fonda), que lleva pantalones de cuero y una chaqueta de Capt. America, y Billy (Dennis Hopper), parece un Buffalo Bill moderno, se dirigen del este de California hacia Nueva Orleans. En el prólogo compran droga a latino que habla castellano, y a continuación la venden en un aeropuerto a otro tipo, y tras esto cogen sus motos y a viajar por el medio oeste. Y por el camino largos silencios rellenados por canciones bien escogidas, y planos hermosos que proyectan libertad. Pero tras esto solo queda el eco de la superficialidad, las paradas de la pareja de amigos (suponemos que los son porque viajan juntos, aunque nunca sintamos que tengan vínculo humano alguno), resultan lisérgicas, provocando el amodorramiento por la futilidad en que nos sumergimos, por lo plomizo de sus ententes.
Solo hay un tramo que nos sacan del sopor, cuando aparece George Hanson encarnado por un formidable Jack Nicholson, opaca a los motoristas con su carisma y vitalidad, viajando de paquete con un casco de futbol americano de niño, por el modo en que se droga con ingenuidad, con sus disertaciones jocosas, sobre como los venusianos ya nos invadido, o soltando por su boca lo único potable que se escucha en toda la película (hasta un reloj parado da bien la hora dos veces al día): “Todo el mundo quiere ser libre, pero una cosa es hablar de ello y otra cosa es serlo… Claro que no les digas jamás que no son libres, porque entonces se dedicarán a matar y a mutilar para demostrar que lo son. Sí, sí están todo el día dale que te pego con la libertad individual pero ven a un individuo libre y se cagan de miedo. Y el miedo les hace peligrosos”. Tan grácil es la aparición de Nicholson, que cuando desaparece deja en un socavón más grande que el cuelgue que tiene en el cementerio los protagonistas, haciendo el agujero de aburrimiento más hondo por haber elevado el listón Jack.
Road movie que intenta pasear a dos supuestos adalides de la libertad individual (puaj!) por el conservador interior americano, especie de vaqueros en sus caballos modernos,… (sigo en spoiler)
Dos motociclistas, Wyatt (Peter Fonda), que lleva pantalones de cuero y una chaqueta de Capt. America, y Billy (Dennis Hopper), parece un Buffalo Bill moderno, se dirigen del este de California hacia Nueva Orleans. En el prólogo compran droga a latino que habla castellano, y a continuación la venden en un aeropuerto a otro tipo, y tras esto cogen sus motos y a viajar por el medio oeste. Y por el camino largos silencios rellenados por canciones bien escogidas, y planos hermosos que proyectan libertad. Pero tras esto solo queda el eco de la superficialidad, las paradas de la pareja de amigos (suponemos que los son porque viajan juntos, aunque nunca sintamos que tengan vínculo humano alguno), resultan lisérgicas, provocando el amodorramiento por la futilidad en que nos sumergimos, por lo plomizo de sus ententes.
Solo hay un tramo que nos sacan del sopor, cuando aparece George Hanson encarnado por un formidable Jack Nicholson, opaca a los motoristas con su carisma y vitalidad, viajando de paquete con un casco de futbol americano de niño, por el modo en que se droga con ingenuidad, con sus disertaciones jocosas, sobre como los venusianos ya nos invadido, o soltando por su boca lo único potable que se escucha en toda la película (hasta un reloj parado da bien la hora dos veces al día): “Todo el mundo quiere ser libre, pero una cosa es hablar de ello y otra cosa es serlo… Claro que no les digas jamás que no son libres, porque entonces se dedicarán a matar y a mutilar para demostrar que lo son. Sí, sí están todo el día dale que te pego con la libertad individual pero ven a un individuo libre y se cagan de miedo. Y el miedo les hace peligrosos”. Tan grácil es la aparición de Nicholson, que cuando desaparece deja en un socavón más grande que el cuelgue que tiene en el cementerio los protagonistas, haciendo el agujero de aburrimiento más hondo por haber elevado el listón Jack.
Road movie que intenta pasear a dos supuestos adalides de la libertad individual (puaj!) por el conservador interior americano, especie de vaqueros en sus caballos modernos,… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… uno vestido de Bufalo Bill y el otro con chupa de cuero con la bandera de las barras y estrellas, simbolismo cogido con pinzas solo sirve para ofrecer bonitas imágenes de ellos atravesando carreteras desérticas infinitas, pero como esto debería tener tras ello una historia, y seguramente con la última jornada de porros o heroína o cocaína o todo junto se les olvidó (mecachis!). Como les falta chicha hacen de los lugareños unos rednecks caricaturescos, miran mal a la pareja no se sabe porque, sin más motivo aparente de que son forasteros y uno lleva el cabello largo, grandes argumentos (puaj!). Como la película es tan plúmbea deben poner a unos malos malísimos (lo de la paliza nocturna es ridículo) para que la pareja protagónica nos caiga bien, pues por lo que vemos que hacen son dos amebas, pero esto como todo resulta que nos lo dan sin cimiento alguno, a empujones estereotipados. Siendo el colmo su final aparatoso y sin más sentido que querer impactar, aunque sea por la vía de lo maniqueo.
Un metraje que en su primer montaje tenía más de cuatro horas, y al dejarlo en los 95 minutos que he visto me queda una edición que parece hecha a machetazos por lo mal cosidas que están las escenas, una sucesión de viñetas puestas en un escaparate de lo orgánico o arco de desarrollo es un ente inexistente.
La puesta en escena es su escaparate bonito, rodándose en hermosos parajes de los estados USA de Nevada (Las Vegas), Arizona (Monument Valley; Sacred Mountain Gas Station- Flagstaff; Pine Breeze Inn-Bellemont; Valentine; Sunset Crater Volcano National Monument; Wupatki National Monument; Topock; Prescott; Cottonwood; Agathla Peak; Tucson; Painted Desert), Louisiana (Morganza; St Louis No.1 Cemetery-New Orleans; Durante la parada del Mardi Gras de Nueva Orleans; Amelia; Lake Pontchartrain; Main Street-Franklin; Lafayette; Krotz Springs), Nuevo México (Taos; Eaves Movie Ranch- Santa Fe; Madrid) y en California (Santa Monica Mountains; Los Ángeles en Lake View Terrace, Aviation Boulevard y Villa Talmadge; Ballarat; Malibu), estos lares naturales enaltecidos por la estupenda cinematografía del húngaro László Kovács (“Luna de papel” o “New York, New York”), cual pintor modernista pintando lienzos con su cámara de una belleza epicúrea, donde se desborda el espíritu de libertad en esos paisajes ocres, con esas dos motos surcando la inmensidad, sabiendo también transmitir la sensación psicodélica en las escenas de las comunas; Esto sabiendo entrelazarlo a la brillante galería de temas rock de la época, sonando gente como The Band, The Byrds, The Jimi Hendrix Experience y Steppenwolf (con su himno a la libertad “Born to be wild” sonando al inicio. El editor Donn Cambern usó varias músicas de su propia colección de discos para hacer más interesantes las horas de grabación de una motocicleta durante la edición. La mayor parte de la música de Cambern se usó, con costos de licencia de $ 1 millón, el triple del presupuesto de la película. Se le pidió a Bob Dylan que contribuyera con la música, pero se mostró reacio a usar su propia grabación de "It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)", así que en su lugar se usó una versión realizada por el líder de Byrds, Roger McGuinn. Además, en lugar de escribir una canción completamente nueva para la película, Dylan simplemente escribió el primer verso de "Ballad of Easy Rider" y le dijo a los cineastas: "Dale esto a McGuinn, él sabrá qué hacer con él". McGuinn completó la canción y la interpretó en la película. Pero estos aciertos no hacen más que intentar enmascarar la carencia de un andamiaje narrativo que sustente este petulante film.
En conjunto me queda una de esas cintas elevada a míticas de un modo incomprensible cuando tras su carátula hay una historia anoréxica, duele que este plúmbeo film tuviera más éxito que la COLOSAL “Grupo Salvaje”, estrenada solo un mes después. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/05/easy-rider.html
Un metraje que en su primer montaje tenía más de cuatro horas, y al dejarlo en los 95 minutos que he visto me queda una edición que parece hecha a machetazos por lo mal cosidas que están las escenas, una sucesión de viñetas puestas en un escaparate de lo orgánico o arco de desarrollo es un ente inexistente.
La puesta en escena es su escaparate bonito, rodándose en hermosos parajes de los estados USA de Nevada (Las Vegas), Arizona (Monument Valley; Sacred Mountain Gas Station- Flagstaff; Pine Breeze Inn-Bellemont; Valentine; Sunset Crater Volcano National Monument; Wupatki National Monument; Topock; Prescott; Cottonwood; Agathla Peak; Tucson; Painted Desert), Louisiana (Morganza; St Louis No.1 Cemetery-New Orleans; Durante la parada del Mardi Gras de Nueva Orleans; Amelia; Lake Pontchartrain; Main Street-Franklin; Lafayette; Krotz Springs), Nuevo México (Taos; Eaves Movie Ranch- Santa Fe; Madrid) y en California (Santa Monica Mountains; Los Ángeles en Lake View Terrace, Aviation Boulevard y Villa Talmadge; Ballarat; Malibu), estos lares naturales enaltecidos por la estupenda cinematografía del húngaro László Kovács (“Luna de papel” o “New York, New York”), cual pintor modernista pintando lienzos con su cámara de una belleza epicúrea, donde se desborda el espíritu de libertad en esos paisajes ocres, con esas dos motos surcando la inmensidad, sabiendo también transmitir la sensación psicodélica en las escenas de las comunas; Esto sabiendo entrelazarlo a la brillante galería de temas rock de la época, sonando gente como The Band, The Byrds, The Jimi Hendrix Experience y Steppenwolf (con su himno a la libertad “Born to be wild” sonando al inicio. El editor Donn Cambern usó varias músicas de su propia colección de discos para hacer más interesantes las horas de grabación de una motocicleta durante la edición. La mayor parte de la música de Cambern se usó, con costos de licencia de $ 1 millón, el triple del presupuesto de la película. Se le pidió a Bob Dylan que contribuyera con la música, pero se mostró reacio a usar su propia grabación de "It's Alright, Ma (I'm Only Bleeding)", así que en su lugar se usó una versión realizada por el líder de Byrds, Roger McGuinn. Además, en lugar de escribir una canción completamente nueva para la película, Dylan simplemente escribió el primer verso de "Ballad of Easy Rider" y le dijo a los cineastas: "Dale esto a McGuinn, él sabrá qué hacer con él". McGuinn completó la canción y la interpretó en la película. Pero estos aciertos no hacen más que intentar enmascarar la carencia de un andamiaje narrativo que sustente este petulante film.
En conjunto me queda una de esas cintas elevada a míticas de un modo incomprensible cuando tras su carátula hay una historia anoréxica, duele que este plúmbeo film tuviera más éxito que la COLOSAL “Grupo Salvaje”, estrenada solo un mes después. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/05/easy-rider.html