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Voto de odaesu:
4
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2 de diciembre de 2015
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué pasa cuando una pareja ya no tiene nada qué decirse? O más bien ¿Qué pasa cuando una pareja ya no quiere decirse nada? Según la directora y guionista Angelina Jolie, lo único que les queda es vivir a través de otra pareja, una que aún funciona. Así, los personajes de Jolie y Pitt, una ex-bailarina y un escritor sumidos en una crisis matrimonial en la Costa Azul de los años 70, se dedican a observar a través de un agujero en la pared de la habitación de su hotel a la pareja gala que conforman Mélanie Laurent y Melvil Poupaud. Cuando se acabe la pasión, siempre nos quedará el porno y hoy en día, con internet y apps, más aún. Mientras observan a sus vecinos hacer el amor, se emborrachan. Y cuanto más ven y más beben menos recuerdan sus miserias, su propia nadería existencial.
El audiovisual americano ha reflexionado largo y tendido sobre la destrucción de una pareja. Desde films clásicos como Cat on a Hot Tin Roof (Brooks, 1958) a obras de la última década como Blue Valentine (Cianfrance, 2010). El año pasado, David Fincher estrenó Gone Girl y actualmente está en emisión en la televisión americana The Affair. By the sea no viene a aportar nada nuevo. Ni siquiera nada propio. No hay personalidad alguna en ella. Es un lujoso paquete que no contiene nada en su interior. El guion va tan a la deriva como sus propios personajes. Paolo Sorrentino nos demostró en La grande bellezza que se puede hablar de la banalidad construyendo una obra rotundamente profunda. Pero no hay profundidad en el mar narrativo de Jolie. Su cámara no logra jamás traspasar la piel de sus personajes. No logra que el espectador pueda entender sus sentimientos y emociones. De hecho no logra, ni siquiera, trasmitirlos. El resultado es una película fría, que parece un anuncio de Chanel más que un retrato de las pasiones humanas y de la frustración que se acumula con el paso del tiempo en una pareja. Estamos ante una película fallida, otra más, de una cineasta que no sabe quién es y qué quiere contarnos.
El audiovisual americano ha reflexionado largo y tendido sobre la destrucción de una pareja. Desde films clásicos como Cat on a Hot Tin Roof (Brooks, 1958) a obras de la última década como Blue Valentine (Cianfrance, 2010). El año pasado, David Fincher estrenó Gone Girl y actualmente está en emisión en la televisión americana The Affair. By the sea no viene a aportar nada nuevo. Ni siquiera nada propio. No hay personalidad alguna en ella. Es un lujoso paquete que no contiene nada en su interior. El guion va tan a la deriva como sus propios personajes. Paolo Sorrentino nos demostró en La grande bellezza que se puede hablar de la banalidad construyendo una obra rotundamente profunda. Pero no hay profundidad en el mar narrativo de Jolie. Su cámara no logra jamás traspasar la piel de sus personajes. No logra que el espectador pueda entender sus sentimientos y emociones. De hecho no logra, ni siquiera, trasmitirlos. El resultado es una película fría, que parece un anuncio de Chanel más que un retrato de las pasiones humanas y de la frustración que se acumula con el paso del tiempo en una pareja. Estamos ante una película fallida, otra más, de una cineasta que no sabe quién es y qué quiere contarnos.