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Voto de FATHER CAPRIO:
5
Comedia. Terror. Fantástico. Ciencia ficción. Romance El profesor Gibbs inventa una máquina que puede hacer invisible a la gente, y la usa con Kitty Carroll, una atractiva y aventurera modelo. Pero unos gansters roban la máquina para su jefe, así que tendrán que enfrentarse a la mujer invisible. (FILMAFFINITY)
23 de junio de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la evolución de géneros como el de terror se fue pasando de unos, generalmente buenos, trabajos originales, a unas segundas partes exigidas por las audiencias y convenientes taquilleramente, para irse decantando, en una in-extremis explotación de la leche que da la vaca, al género bufo cuando no a infumables producciones serie B, C o casi siempre Z, solo aptas para mentes en estado catatónico irreversible. Así que, como el que no se conforma es porque no quiere, haremos un gesto de buena voluntad y rescataremos de la inquisidora pira de celuloides a esta ”Invisible Woman” por una serie de razones que, consideradas individualmente, no conseguirían absolverla de sus pecados, pero que en conjunto, y con cierta generosidad por nuestra parte, lo hacen.

Una de tales razones es la presencia de John Barrymore, una estrella del firmamento de Hollywood cuya luz en trance de extinción era aún suficiente para interesar a propios y extraños. Con una memoria que no pasaba por su mejor momento y auxiliándose en notitas que distribuía convenientemente por el set de rodaje, Barrymore recrea con éxito su personaje de científico loco, un tanto a lo profesor Bacterio sin Ibáñez.

Los efectos especiales, cuya calidad fue valorada por la Academia, también son notables. Evidentemente, vistos en el contexto de su tiempo, y reconociendo que eran mejorables.

Del resto de interpretaciones destaca la de George, el mayordomo, (Charles Ruggles) aunque sus exageradas gesticulaciones derivan demasiado el film hacia una screwball alocada muy distante de aquellas que dieron fama al género (recordemos La fiera de mi niña). También la asistenta (Margaret Hamilton: La bruja de El Mago de Oz) demuestra buen hacer y conocimiento del oficio.

En el lado malo de la balanza, la colección de gángsters comandados por un llorón Homolka, la ridícula escena de la liberación de los cautivos en México, y en general ese tono de película de El Gordo y El Flaco pero sin Stan ni Oli y por supuesto sin su inconfundible música.

Y apunto igualmente como crítica ese tono vodevilesco que planea sobre la película en la medida que a la protagonista, una agraciada rubia que desea la invisibilidad para vengarse de un despótico jefe, se la supone moviéndose a sus anchas como su madre la trajo al mundo. Ese toque deshabillé no explotado en la versión masculina supone un recurso fácil a la risa aunque apoyarse en este tipo de elementos tan socorridos pone en evidencia la limitada imaginación de los guionistas.

En resumen y contando con que tuvo una aceptable acogida en su tiempo (por el público no así por la crítica) y por aquello de que el pueblo es sabio, la salvamos de las brasas playeras y sanjuaneras de esta noche de verano.
FATHER CAPRIO
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