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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Drama Sam Tucker, un esforzado jornalero del algodón que sueña con un futuro mejor para su familia, consigue tener su propia plantación, pero habrá de enfrentarse a un clima implacable, a una inesperada enfermedad y a la hostilidad de sus vecinos. (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien apunta otro compañero (y amigo) de fatigas cinéfilas, la sombra de Las uvas de la ira es demasiado alargada como para pasar desapercibida. Sin embargo en este tipo de películas “hiperrealistas” las sorpresas son pocas y los “milagros en Milán” menos aún. Ni Ford ni Renoir juegan a ser Hans Christian Andersen ni siquiera por un día, por lo que, si las familias campesinas “son felices y comen perdices o zarigüeyas” no se debe a que el país sea multicolor lleno de abejas Mayas sino a que le echan arrestos de verdad, vergüenza torera y eso que ustedes y yo sabemos.

Por ello Ford no desvela el desenlace de la película de Jean Renoir. Se desvela solo. O mejor dicho lo desvela el sentido común de los espectadores que saben que la naturaleza es tan generosa como inclemente. Y que la opción está en recoger velas o cuadrarte diciendo “conmigo no vas a poder”. Luego están las personas, cada una de su padre y de su madre, con sus intereses lícitos e ilícitos, con su violencia larvada o no. Y la supervivencia. Y el egoísmo. Y la crisis que, antes, lo mismo que ahora, cuanto menos culpa tienes más la pagas.

Y es que las películas acerca de aquella gran depresión del 29 son como la crónica de una muerte anunciada y nuestra única duda es saber si habrá moralinas optimistas como las de Capra en La locura del dólar o si se añadirá algún toque cómico o pseudocómico que ayude a la sociedad del tiempo a arrinconar por un rato sus preocupaciones. Del cielo caen tormentas, rayos y truenos pero lo de pennies from heaven ni en el 29 ni ahora. El algodón no engaña, y si está en la plantación y dispuesto para ser recolectado la cosa anda bien. En caso contrario, a atarse los machos…

Dos grandes cineastas, Ford y Renoir. Cine de compromiso. Nada de palomitas. Uvas y algodón en estado puro. La supervivencia en primer plano. Madres coraje al poder. Las abuelas refunfuñonas diezmadas por la dura realidad del frío, del hambre y del escorbuto. Probablemente habrá quien piense que ante este panorama tan desolador, la familia que sufre unida no permanece unida. En la viña del Señor hay uvas de la ira y algodón que no engaña. Es decir, hay de todo, y es seguro que otros cineastas nos mostrarán la otra cara de la moneda. La de la renuncia, la del abandono, la de la muerte, la del odio, la de la venganza, la de Caín mata a Abel por un pozo de agua o por un barbo. Pero aquí no. Entre ángeles y demonios se opta por los primeros. Ángeles sin privilegios y que deben currárselo duro.
FATHER CAPRIO
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