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Voto de FATHER CAPRIO:
7
Bélico. Acción Segunda Guerra Mundial. El Afrika Korps del Mariscal Edwin Rommel dominó el norte de África hasta su derrota en El Alamein. A medida que pasa el tiempo, Rommel, cada vez más decepcionado, llega a la terrible conclusión de que el Führer acabará destruyendo Alemania. Así las cosas, su estricto sentido del deber lo llevará a participar en una conspiración contra el tirano. Al fracasar el atentado del 20 de julio de 1944, recibe la orden de suicidarse. (FILMAFFINITY) [+]
13 de agosto de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis aspiraciones se limitan a tratar de ser un buen aprendiz de brujo en materia cinéfila. Lo de biógrafo o historiador no va demasiado conmigo. Por ello, películas como Rommel el zorro del desierto, donde entre fotogramas de celuloide se entremezcla una presunta realidad vital suponen una dificultad añadida en cuanto a su valoración, porque, aunque uno trate de dejar en el perchero de la entrada todos esos prejuicios acumulados golpe a golpe de años, no es fácil desprenderse de absolutamente todo aquella infamia cometida por seres indignos de llamarse hombres.

Claro que la razón trata de hacerse un sitio en este comentario y me grita: ¡Es imposible que todos los alemanes estuviesen ciegos! ¡Rommel pudo ser un “artista” de la guerra, pero no un Nazi!. Y es cierto, pudieron pasar tantas cosas. También está el miedo aniquilador de voluntades. Dejo eso para los historiadores. Algunos afirman que Rommel era prosemita y que incluso tuvo el valor de proclamarlo ante el Fürher. La frase de Hitler fue: “Rommel es un gran militar que no sabe de que va esto”. También es cierto que en una fase final de la contienda, con todo perdido, los cambios de chaqueta son tan fáciles como habituales. Como verán hay opiniones para todos los gustos, aunque la mayoritaria y la que ha perdurado hasta la actualidad es la de un gran estratega aunque en el tiempo y lugar equivocados.

Desde el punto de vista cinematográfico me gustaría destacar dos cosas: Una, la excelente actuación de James Mason, una de las mejores de su carrera, cuya imagen se identifica plenamente con la del Mariscal alemán y dos, la incorporación de material de archivo de guerra. Respecto a esto último y a pesar de que los tintes fueron cargados en exceso en los más de tres minutos de fuego y bombas en El Alamein, creo que su incorporación supone realismo para un film al que le viene bien. Los espectadores sabemos que es material de archivo. Aquí no se engaña a nadie, pero le viene de perilla a la película para aproximarnos a la grandeza militar de un hombre.

En cuanto al resto, una Jessica Tandy a la que recordamos más en su veteranía que en su juventud, como señora Rommel, en un papel lleno de sentimiento y aceptación de la realidad. También Leo G. Carroll, Everett Seoane o muy especialmente Luther Adler dando vida a un Hitler especialmente furibundo. Curiosa la participación de un joven Richard Boone.

En resumen, una buena película, de esas a las que le sienta bien que vaya pasando el tiempo. Desde 1951 los años han ido enfriando las pasiones y tal vez ya estemos en situación de ver los acontecimientos desde una perspectiva aséptica. Ahora, eso sí, dejemos que los historiadores hagan su trabajo. Yo, por mi parte, trato de comentar lo que veo, eso sí, sin dejar de ser yo… y mi circunstancia.
FATHER CAPRIO
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