Porque es rápida, muy rápida. Todo sucede a velocidad de vértigo. Incluso las conversaciones. Es muy complicado encontrar una escena que dure cinco minutos. Y es que treinta y ocho minutos por capítulo, no dan para profundizar. Y debería poder hacerse, porque la temática es muy interesante. La ambientación es excelente. No así las interpretaciones, que en muchos momentos, para mí, dejan que desear. Quizá sea por la maldita falta de tiempo. Cuando he visto el capítulo nueve, lo único que he podido pensar, ha sido en cómo iban a ser capaces de cerrar la serie. Y no lo consiguen. Evidentemente, tendrá que haber segunda temporada porque este final te deja frío.

Me quedo esperando la segunda, donde espero que solucionen las carencias de esta primera. No es una mala serie, pero no me gusta nada como la han rodado.