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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Cine negro. Intriga. Drama En los oscuros años de la Gran Depresión, Michael Sullivan (Tom Hanks) es un asesino a sueldo que profesa una lealtad inquebrantable a su jefe, el señor Rooney (Paul Newman), pero es también un buen padre de familia. Son tiempos duros en Rock Island, donde domina la mafia irlandesa, la Ley Seca sigue vigente y los gángsteres, especialmente Al Capone en Chicago, están en la cima del poder. Un día, inesperadamente, el hijo de Sullivan, ... [+]
17 de julio de 2009
119 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás le falte un pelín para estar al nivel de “Uno de los nuestros”, “Muerte entre las flores” o cualquiera de los tres padrinos, pero “Camino a la perdición” es, incuestionablemente, una de las mejores pelis de cine negro en color. Y eso ya es mucho. Suficiente, al menos, para concederle y ratificarle esas ocho estrellitas que, hoy por hoy, resplandecen en su marcador filmafinitero.

Cualquier amante del género que se precie, así pues, disfrutará como un niño con la peli de Mendes. Una peli de gángsters como Dios manda, con tipos que fuman y beben whisky sin inmutarse. Con la misma naturalidad con la que vaciarían su cargador a costa de cualquier listillo que quisiera pasarse de la raya. Tipos con sombreros, trajes y zapatos de charol impolutos. Tipos sin escrúpulos que se mueven como peces en el agua en clubes de alterne, en lúgubres y enmohecidos almacenes, en fastuosos salones con muebles de marquetería, chimenea y piano de cola. Tipos de gatillo fácil, habituados a las gabardinas y a la lluvia sobre el asfalto. A berlinas negros y maletines repletos de billetes. Al jazz, a la nocturnidad y a la alevosía.

Pero entre todo esto “Camino a la perdición” ofrece algo más. Una hermosa historia de amor paternofilial, por ejemplo. Seca, áspera y austera, tal vez. Pero hermosa. Una historia magníficamente fotografiada y extraordinariamente interpretada. Narrada sin prisa, pero sin pausa. Con una sangre fría encomiable. Un verdadero festín, en suma, para todos aquellos a los que este género nos pierde. Para todos aquellos a los que la simple mención de Al Capone, la ley seca o la matanza del día de San Valentín nos pone el vello como escarpias.

Ah, se me olvidaba. Por si fuera poco, en “Camino a la perdición” interviene Paul Newman. Solo añadiré que no os perdáis por nada del mundo su último encuentro con Tom Hanks. Disfrutar de esa secuencia constituye motivo más que suficiente como para tragarse todo lo demás.

¿Alguien necesita más razones?
Taylor
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