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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Drama Biopic de Phiona Mutesi, una joven ugandesa prodigio del ajedrez. Con 11 años ganó el campeonato juvenil de su país. Poco después pudo salir por primera vez de Uganda para ir a un torneo en Sudán. Y llegó a competir en la Olimpiada Mundial de la disciplina. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2017
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llama la atención ver el logo Disney a todo lujo al principio de esta película, como si esta fuera otra de sus grandes producciones de mundos fantásticos e historias grandes como la vida.
Aquí no hay nada fantástico, la historia de Phiona Mutesi no puede ser más humilde, pero sí se podría argumentar que es una historia grande como la vida, y aún más, que es una suerte de cuento de hadas "realista" donde al final todo acaba bien.
La única diferencia es que el camino a ese final feliz no vino jalonado por canciones o facilidades, sino con grandes esfuerzos, cierta disciplina y resistencia, mucha resistencia.

Nada diferente de la típica biografía, pero aquí viene la segunda rareza tras el logo de una productora poderosa financiando un relato pequeño: 'Queen of Katwe' no es nada consciente de si misma, o dicho de otro modo, no busca situarse por encima del espectador.
No está la cansina voz en off contando "érase una vez en Uganda..." ni ninguna otra de las habituales trampas en las que caen este tipo de películas, buscando una lágrima fácil que la mayoría de las veces no se consigue.
Solo con eso, la historia de Phiona ya suena a nuevo: vamos descubriendo su facilidad para el ajedrez al mismo ritmo que ella, con todo detalle, sin adelantarnos en ningún momento a su trayectoria.

Finalmente, el más redondo acierto es su protagonista, una debutante Madina Nalwanga, con un rostro que inspira serenidad, y cierta bondad carente en sus contrincantes.
Era difícil capturar la intensidad del ajedrez, pero con ese aliado de excepción las partidas cobran cierta vidilla que no se me ocurriría mejor capturada: casi se ven engranajes girar dentro de la cabeza de Phiona, buscando siempre la manera de adelantarse a una jugada que ella misma se obliga a no perder.
Cuando el entrenador Robert la elige para formar parte de su pequeña liga, sin haber tocado las piezas, solo porque ha tenido la valentía de enfrentarse y luchar, se puede entender su decisión sin necesidad de justificarla.

Los demás niños se toman esa liga como un entretenimiento de sus deprimidas vidas, pero Phiona empieza a ganar casi por inercia, sin esforzarse mucho.
Sigue siendo un juego, hay que reducirlo a un juego, para no pararse a pensar en todo lo demás que implica: cierta arrogancia, cierto poder de dominación, como una manera de establecer una línea que señoritos con cierto nivel económico no quieren ver cruzada. Pero a un contrincante le sigue otro, y después otro, y después apenas nos hemos dado cuenta (como ella) de que ya está volando más allá de esa línea.

'Queen of Katwe' no escapa a su naturaleza de drama deportivo: el ajedrez, como no, acaba convirtiéndose en metáfora para muchas otras cosas.
Pero es la honestidad de sus actores y de la historia lo que acaba vendiéndotela, porque sabes que esas mismas fronteras que le imponen a Phiona son diferencias que merecen ser alcanzadas, superadas y celebradas cuando desaparecen. ¿Y acaso se puede negar que la vida no tiene nada que ver con el ajedrez?
¿A veces no tienes que avanzar paso a paso porque no puedes dar más?
¿No sigues en oblicuo porque en línea recta no has podido?
¿Nunca has tenido que respetar las reglas para avanzar de determinada manera?
¿No se sacrifican peones que duelen en su pérdida para que el rey sobreviva la partida?
Pues eso.
La diferencia es que, esta vez, es la Reina la que hace jaque mate.

Y a veces, incluso, la única manera de ganar es seguir jugando.
Hasta que no queden más partidas que ganar, en la vida o en el tablero.
Charles
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