Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Terror. Thriller. Intriga Durante el descanso de Navidad, las chicas de una fraternidad se preparan para retornar con sus familias, pero antes deciden hacer una fiesta. Durante la misma, las jóvenes reciben llamadas extrañas de un acosador, quien hace sonidos escalofriantes y se oyen diferentes voces, así como frases obcenas. Posteriormente, una de las chicas desaparece... (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2018
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de una vez me ha dado por observar, alguna velada, las luces de Navidad.
Las cuelga siempre el vecino, pero su fulgor alterno queda algo siniestro cuando es noche cerrada, dando animosidad a una fachada carente de vida.

'Navidades Negras' me evoca la misma inquietud.
En la residencia de chicas en la que tiene lugar nunca parece haber el sentimiento hogareño que se asocia a las festividades, y en su lugar justo al principio somos los ojos de un testigo invisible, observando tras las ventanas, como un reverso tenebroso del Papá Noel que se supone hemos "autorizado" a entrar inadvertidamente en nuestras casas.
Da miedo ya solo pensar en esa idea, pero el ánimo de las inquilinas no acompaña, al ser perturbadas por una lasciva llamada telefónica y la consiguiente respuesta furiosa de Bárbara, la más dura de todas ellas, que se acaba de quedar sin plan navideño por su madre egoísta: en cierto sentido, todas ellas sienten que está mal plantar cara a lo establecido, y preferirían haberse quedado calladas mientras la voz del auricular no las pudiera tocar.

Ese demente instalado en el ignorado ático, y el bebé en camino que tiene Jess, aparecen entonces con un malévolo sentido de la oportunidad, como dos elementos disonantes que van creciendo progresivamente en presencia, mientras las chicas intentan imponer una normalidad ya fracturada.
Es terrorífico cómo aulla el viento fuera, siendo alegoría de la intranquilidad generalizada, y la banda sonora acompaña al sentirse como repentino golpe frío en la espalda.
Da igual la investigación policial, ni siquiera importa el poder localizar las llamadas, porque se confunde tanto cualquier evidencia que acabamos especulando sobre pura nada, la cual se antoja voraz y negra como boca del lobo.

La violencia a punto de explotar, sin embargo, no deja de flotar en el ambiente, violencia muy masculinamente asociada, causada por novios celosos, vecinos rencorosos e insidiosos vigilantes de vecindario, cercando el indefenso ecosistema de Jess y sus amigas. 
Espacios vacíos, de esos que son cementerios de recuerdos, los acabamos llenando de esa sensación violenta por nunca conocerlos, y los chirridos de la trampilla superior actúan de perfecta sugestión para el oído atento: al final, el segundo piso es casi territorio desconocido, inabarcable y prohibido, sumido en una capa de silencio donde la muerte resuena mil veces más fuerte.
Los villancicos angelicales no han logrado imponerse a la desesperación provocada por esa mano ejecutora sin rostro aparente, que para más mofa macabra de la festividad rompe en estatuillas de cristal la poca inocencia que les podría quedar a estas mujeres-niña, siempre esperando o recibiendo órdenes de hombres que ahora van a llegar demasiado tarde para ayudarlas.

Donde podría regodearse grandilocuente, esta película elige quedarse sentada en la oscuridad, masticando paciente los nervios de quien se atreva a verla.
Solo así queda patente el profundo terror que encierra una casa dispuesta a visitantes de Nochebuena, donde no sabemos para quién brillan las luces intermitentes de la ventana, ni si el tic-tac del reloj apuñala la densa quietud de la madrugada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow