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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Aventuras. Fantástico. Acción. Comedia El capitán Jack Sparrow se enfrentará a un grupo de piratas-fantasma comandados por una de sus viejas némesis, el terrorífico capitán Salazar, recién escapado del Triángulo de las Bermudas. La única posibilidad de Sparrow para salir con vida es encontrar el legendario Tridente de Poseidón, un poderoso artefacto que le da a su poseedor el control de los mares. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2017
105 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Piratas del Caribe' ha vivido el éxito de manera meteórica.
Tuvo un sorprendente inicio, una potente continuación, una aceptable culminación de todo lo anterior y una deriva aburrida justo después: parece una maldición incurable de las sagas, morir de éxito, enterradas por el mismo público que las alabó.
Llega un punto en el que los personajes se agotan, los villanos se repiten, y una quinta parte se antoja innecesaria.

¿Hay sorpresa entonces?
Para nada, 'La Venganza de Salazar' es todo lo innecesaria que se quiera, pero a la vez tiene otra cualidad: es brutalmente honesta, sabe que aporta poco (lo justo y necesario) y por eso se va a dejar la piel en entretenerte, mientras abraza su condición de serial piratesco de dibujos animados.
Tripulaciones malditas, aguas traicioneras, magias oceánicas y leyendas antiguas se dan cita una vez más, con un sano toque de autoparodia que evita el sabor a rancio.
Jack Sparrow tiene una deuda que saldar (otra) y la película no se corta en admitir que la fórmula ya no hay quien se la tome en serio, pero... ¿hemos necesitado que lo haga alguna vez?

El Capitán Salazar, un inesperadamente divertido Javier Bardem, hace mucho que se quedó atrapado en el Triángulo del Demonio, maldecido junto a su tripulación a ser un espectro eternamente hundido y podrido.
Los mejores momentos vienen de sus apariciones, donde se ve a un villano corroído por la rabia y el tiempo pasado, en una saga que siempre ha sido mejor cuanto más abraza sus raíces terroríficas.
Pero es que esta deuda tiene algo diferente a las de Davy Jones o Barbanegra: la creación del siniestro capitán tuvo lugar cuando Jack Sparrow, con bastante crueldad, le condenó a su amargo destino sin ningún tipo de arrepentimiento, en un acto que parece poco propio del chiflado inofensivo que llevamos viendo hasta ahora (era joven e inexperto, claro...).

Y gracias a eso se recupera a un protagonista carismático, que no necesita ser héroe encubierto o bufón estúpido, sino puro y duro pirata: vividor y miserable, hacía mucho tiempo que Jack no volvía a ser el de sus inicios, y eso también lo agradezco.
Él es el toque de ácido que hace falta en la muy sosita relación de los dos nuevos guapitos que sustituyen a Orlando y Keira: un grumete con deuda propia y una astrónoma con prejuicios de la época contra los que luchar, los cuales quizá son la primera señal de un Caribe que ya está empezando a dejar atrás su tradición pirata.
Porque esta es una historia que, en su simpleza aventurera, también habla de padres e hijos, padres malditos e hijos que buscan lavar los pecados originales de aquellos, aún a costa de romper unas creencias inamovibles, como que una mujer de la época pueda saber y enseñar, o que la ciencia astronómica pueda convivir con muertos resucitados, o... (*).
Al final son esas líneas familiares las que, sin desvelar mucho, ponen la guinda a esta aventura, donde no se puede evitar la reconfortante sensación de encontrarse una vez más con viejos amigos del mar y la piratería, y alegrarse de que les vaya bien.

Además, son esas conexiones las que ponen en perspectiva todo lo demás: una odisea fantástica, espectacular de verdad (no como la mejorable cuarta entrega), en busca del Tridente de Poseidón, que incluye tiburones zombies, tenebrosos abordajes, brujas vudú y el mismísimo fondo del océano como horizonte final.
Una epopeya que habría que estar muy podrido como para no apreciarla, y muy cadáver como para no celebrar su vuelta a las raíces familiares. A ver si los que vamos a tener que saldar la deuda más importante de Jack Sparrow somos nosotros, los espectadores, por condenarle al rápido olvido en nuestra cabeza de todas sus agradecidas virtudes.

Yo, por ahora, voy a sentarme a escuchar a los hombres muertos, ya sean esqueléticos, cefalópodos o flotantes.
Porque no quiero terminar este cuento, todavía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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