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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Comedia En la época de la Ley Seca (1920-1933), Dave es un contrabandista de alcohol que está a punto de cerrar un trato importante con un mafioso de Chicago. Como las manzanas de la mendiga Annie siempre le han dado suerte, envía a uno de sus hombres a buscarla para cerrar la operación. Pero Annie está completamente desesperada: su hija, a la que no ve desde hace muchos años, llega de Europa acompañada de su novio y de su suegro, unos ... [+]
19 de enero de 2008
41 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mago Capra se despide del cine con una obra de arte: mago y amigo que nunca nos ha fallado.
Una despedida indeseada e innecesaria, obligado por la falta de grandes éxitos de taquilla en los últimos años. No consiguió presupuesto para un proyecto de ciencia ficción y se retiró a una especie de investigación científica, relacionada con documentales que había hecho en el pasado. De manera que este cuento de hadas tan singular es una despedida que no pretendió serlo, pero funciona como si se hubiera empeñado en marcharse a lo grande: desde el guión al último detalle de realización. Desde los magníficos secundarios (siempre fue el fuerte de Capra) hasta la sorprendente calidad de un tipo al que nunca he valorado como Glenn Ford: está sensacional junto a un reparto de gente tan dispar y con tanto talento como Hope Lange, Peter Falk, Thomas Mitchell (en la antología de los jueces del cine americano), Arthur O´Connell... y esa delicada ternura de Ann-Margret, la que sería excelente actriz dramática y star de musicales con explosiva atracción sexual. Y también la última película realmente buena de Davis componiendo esta maravillosa anciana llena de matices; no volvió a contar con ningún personaje tan rico. Sí, es verdad que hizo bastante cine después, pero su mayor logro fue una caricatura cruel, sobre todo por su grotesco personaje en ¿Qué pasó con Babe Jane? y el morbo de enfrentarse "ficcionalmente" a la Crawford. Pero aquí, de la mano de Capra, expresó la bondad y la ternura que siempre le costó mucho expresar en la vida y en el espectáculo: ¡Redios la escena en que se presenta convertida en dama poderosa y amantísima, dulce y refinada! Y encima con momentos de admirable humor: ¡cuántas réplicas de alta comedia...!
Pero además, el gran fabulador de historias de amistad y amor en las que todos descubren que vivir es formidable, logra lo que nadie: que una historia tan almibarada y si se quiere un punto reaccionaria por su aprobación "encantadora" del poder social de la riqueza, alcance la cima de obra de arte.
En un tris de caer en la cursilería y la estupidez y la glorificación de la riqueza, elabora un puzzle en el que ganan los vagabundos por talento de pícaros, el criminal es un tipo al que le conviene ser solidario, el amor es una confianza necesaria en el momento preciso, y la sonrisa es el arma más poderosa de la humanidad.
Grande fue Capra, y su peculiar manera de entender la existencia humana y el cine tuvieron su recompensa: murió a los 94 años mientras dormía, rodeado de sus seres queridos.
horacio
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