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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Drama Petra von Kant, una diseñadora de moda que acaba de separarse de su marido, vive con su secretaria-esclava Marlene (personaje simbólicamente mudo). Cuando su amiga y confidente Sidonie le presenta a Karin, una joven de origen humilde, se enamora locamente de ella y le promete que va a convertirla en una famosa modelo. Sin embargo, Karin la abandona poco tiempo después para irse con su marido que, después de un viaje, acaba de volver a ... [+]
17 de junio de 2005
51 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fassbinder, director y guinista de la obra, nos ofrece un drama de amor, pasión y abandono, de gran calado y de corte clasicista, que recuerda los temas de Douglas Sirk. La acción transcurre íntegramente en una habitación múltiple de la vivienda-taller de la protagonista, que a lo largo de las cinco partes que componen la obra se va adaptando, sin grandes variaciones, a las necesidades de cada fragmento del relato. Intervienen seis personajes femeninos: Petra, su sirvienta Marlene, su amiga Sidonie, la joven Karin, su hija y su madre. La interpretación de Margit Cartensen (Petra) y, también, la de Hanna Shygulla (Karin) rozan la perfección. Destaca el buen trabajo de la cámara, a cargo de Michael Ballhaus, que combina sabiamente encuadres fijos, encuadres de abajo arriba, encuadres horizontales y movimientos de cámara pausados y precisos. Las conversaciones entre Petra y Karin permiten al director situarlas de modo diferente, en un alarde de versatilidad e imaginación, en el marco de un clima de intimidad, sensualidad y confidencia. La acción se desarrolla sin el acompañamiento de la habitual banda de música de fondo. La música (The Platters, The Walker Brothers y fragmentos de Verdi) aparece en momentos aislados, para dar continuidad más que para acompañar la acción. El vestuario, de exótica elegancia, contribuye a crear un ambiente extraño y a la vez suntuoso que refuerza las sensaciones de sensualidad, lujuria, pasión y deseos de posesión íntima. Los diálogos entre Petra y Karin son cadenciosos, pausados, relajados. Cuando se produce la ruptura entre ellas, pese a que los contenidos se hacen injuriantes, el diálogo no pierde su ritmo. Cuando Petra es abandonada, su ánimo se sume en una profunda depresión. Cuando se recupera, ofrece a Marlene, su sirvienta, convertir su relación sadomasoquista en un nuevo tipo de relación, pero ésta rechaza la propuesta y se va. El amor no consiste en la dominación y la posesión. De ahí la soledad a la que se ve finalmente e irremediablemente abocada la protagonista.
Miquel
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