Intenso thriller escueto, moralizante, en el que el afamado director vuelve a hacer uso de su capacidad para presentar individuos y meternos en una historia de celos y pasiones como quien no quiere la cosa. Una historia lineal sin vueltas atrás ni revueltas.

Enchufar la cámara a los gestos y sabremos de los personajes, de sus inquietudes y temores, por supuesto, sin ahondar en su personalidades porque, al fin y al cabo, es una película, no un libro de cientos de páginas. Una historia corta de deseos desatados sin necesidad de enseñar nudos en las imágenes. Una forma de rodar que parece simple pero que es precisa.

Dos frases, un gesto, un detalle suelto..., puede ser dar fuego al compañero con la pipa… Los reproches de Gloria Graham nos enseñan el poder de la mujer; sus tajantes y duras palabras callan la boca a los que ruegan y prometen... y prometen... y no dejan de prometer. Deseos e impotencia sobre las vías del tren, un importante ejemplo sobre los motivos que hacen explotar la angustia, la violencia de género y la violencia en general.