A mí Spielberg me lo hace pasar condenadamente bien y condenadamente mal desde que era una renacuaja. Nos guste o no, este rey de oros ha copado la industria cinematográfica durante décadas. Tal vez en ciertas facetas no será un genio, pero en el cine de entretenimiento y evasión no hay quien le tosa. Y no se ha quedado ahí. Su inquieto espíritu creativo no se ha limitado al cine palomitero. Encima se ha preocupado por realizar dramas que, sí, tendrán los defectos propios de este director, pero que a mí me han hecho vivir momentos sublimes. Que me han sacado el corazón tira a tira. Puede que este hombre sea especialista en efectismo, pero me hace sentirme un poco más viva, más plena, por haber tenido la buena fortuna de toparme con algunas de sus creaciones.
"Parque Jurásico" es pura diversión a toda mecha. Efectos visuales y sonoros hasta cotas estratosféricas, acción en su extremo más trepidante, y un empacho para los ojos con una fotografía que vale sobradamente la pena de ver en alta definición y en pantalla grande. ¿Que el guión no es su punto fuerte? Y qué importa... Si me lo he pasado como un niño al que le dan una cuchara gigante en una pastelería y le dicen: "Adelante, es todo tuyo."
Menudo tirón el de estos dinosaurios resucitados sesenta y cinco millones de años después de su total extinción. Risas, tensión, acojone y aventuras sin fin en esta mezcla entre ciencia-ficción, toques de comedia negra (como tanto gusta a Spielberg) y thriller, con ese trasfondo tierno y sentimental del que el rey Midas de Hollywood no se puede sustraer.